8/3/18

Sancti Petri (España)


El templo de Melkart (Hércules) en Cádiz, fue uno de los grandes hitos del mundo antiguo en la Península Ibérica. Su fama se extendió por todas partes, y las referencias que se encuentran en los escritores clásicos son numerosas y continuas. Su localización en la actual isla de Sancti Petri es aceptada por todos los investigadores.
Sucesivos hallazgos arqueológicos confirman lo que ya Estrabón en el siglo I describía: "Los tirios fundaron Gadeira y alcanzaron el santuario en la parte oriental de la isla y la ciudad en la parte occidental...".

Algunos situaban la existencia del Templo de Melkart en los tiempos donde griegos y troyanos allá por el siglo XII a.C., luchaban en una guerra inmortalizada siglos más tarde, de la que dicen son las dos primeras obras literarias occidentales conocidas atribuidas a Homero.
Si esto fuera cierto, y también lo fuera la fecha de fundación de Gádir (Gadeira para griegos, Gades para latinos, actual Cádiz), podría haberse dado el caso de que el propio templo fuera anterior a la propia ciudad. Sea como fuere, por desgracia el templo ya no existe, pero estaría situado en el lugar que ocupa el castillo de Sancti Petri en la isla del mismo nombre. Eso parece atestiguar el hallazgo de distintos restos arqueológicos en dicha isla y bajo el castillo, incluida una figura del propio dios fenicio Melkart.

El islote de Sancti Petri se sitúa en la desembocadura meridional del caño de Sancti Petri del que recibe su nombre. Antiguamente estaba unido a la isla de Cádiz por una vía que hoy no existe debido a la acción del mar, existiendo todavía vestigios de dicha unión. Fue conocido en la antigüedad como el Santuario de Heracles o Heracleión. Los almorávides lo destruyeron en el año 1.146, buscando el tesoro, encima del cual construyeron el Castillo de Sancti Petri.
Las figurillas de bronce halladas en Sancti Petri que representan un guerrero o un dios en actitud hierática (sagrada) se han asociado a Reshef, el Melkart fenicio, en la primera figura se le representa con la Corona Atef asociada a Osiris.

Fue en tiempos de Hiram I de Tiro cuando se instauró una celebración de carácter anual que tenía por objeto celebrar la resurrección de Melkart. Esta especie de festival divino se celebraba durante la primavera y se representaba la muerte del dios mediante el fuego ritual y su posterior resurrección, todo ello acompañado de himnos.
Fueron muy numerosos los santuarios erigidos en honor de esta divinidad, pero sin duda gozaron de extraordinaria fama los levantados en Tiro y Gadir. Según Herodoto (s. V a.C. ), el Templo de Melkart de Tiro, estaba flanqueado a su entrada por sendas columnas de oro y esmeralda de una riqueza exquisita, en su interior albergaba la tumba del propio dios.
También fue venerado en Kition, Cartago o Lárnaka. Los griegos lo sincretizaron con Hércules, los romanos le llamaron Heracles Tirio y en Lárnaka se asimiló a Poseidón. Su pareja divina era Astarté, diosa de la fertilidad y el amor, también patrona del mar y de todas las actividades relacionadas.

El texto de una antigua fórmula apotropaica, invocaba el nombre de Reshef junto con el de Astarté, como remedio a la acción del demonio al que se atribuía la causa del dolor abdominal. En su doble aspecto de dios guerrero y curandero, combinaba en sí mismo las polaridades opuestas de la vida y la muerte. Reshef era conocido en Egipto y en el Cercano Oriente como Reshep-Shulman. Una región de la orilla oriental del Nilo era conocida como "Valle de Reshep" y fue objeto de culto, principalmente, en Egipto, Deir el Medina y Heliópolis.

Esta divinidad, probablemente de origen sirio, ya era conocido y adorado por los fieles desde el III milenio a.C. en Ebla, donde existían numerosos santuarios levantados en su honor. Una de las cuatro puertas de la ciudad lleva su nombre, y según las famosas “tabletas de Ebla” (Tell Mardikh) es Rasap o Ra-sa-ap. Él aparece como la divinidad de las ciudades de Atanni, Gunu, Tunip y Siquem.
Su culto traspasó fronteras, llegando a tener gran prestigio en Egipto, sobre todo en tiempos del Faraón Amenofis II, que acabo asimilándolo al dios Montu (dios de la guerra egipcio). En las diversas representaciones de Resef que han llegado hasta nosotros, aparece frecuentemente asociado a una iconografía guerrera y en actitud combativa, algo lógico, si tenemos en cuenta que con los enemigos se mostraba cruel y vengativo, y así lo atestiguan los escritos del Antiguo Testamento que hacen referencia a Reshef.
Figura masculina, quizás el dios Reshef, ataviada de forma egipcia procedente del santuario de Reshef-Apolo en Chipre (650-550 a. C.). Fuente: British Museum ©

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