19/3/18

Rituales Sagrados (I)


Un elemento muy importante en la cultura fenicia y concretamente en su modelo religioso y ritual, eran los sacrificios y las ofrendas, entendidos como un modo de tener contentos a los dioses omnipotentes.
En muchas culturas antiguas, el sacrificio como acto ritual ha ocupado un lugar de primer orden en el culto religioso, siendo concebido como un acto de comunión con los dioses. A través del acto del sacrificio, el creyente ofrecía a la divinidad una determinada ofrenda a cambio del favor divino, o simplemente para aplacar la furia del dios. El tipo de ofrenda era muy variada, pudiendo consistir en piezas de ganado, aves, o productos de tipo agropecuario, no obstante estos sacrificios podían llegar al ofrecimiento de víctimas humanas.

En todas estas prácticas jugaban un papel primordial los sacerdotes, confirmado por los numerosos epitafios y exvotos. Eran ellos quienes administraban los ritos de culto, incluidos los sacrificios en su función de intermediarios entre los hombres y la divinidad. Ellos eran quienes interpretaban los caprichos divinos y se los transmitían al resto de los mortales con la consiguiente manipulación subjetiva. Esta organización sacerdotal estaba perfectamente estratificada.
El propio monarca y su esposa eran portadores de un carácter sagrado que les situaba por encima del resto de los mortales, asimilándose a la propia divinidad. Ambos participaban en numerosos ritos representando al dios y su pareja como en la representación del matrimonio sagrado ocupando el lugar de los dioses. Eran pues los Grandes Sacerdotes, aunque esta consideración divina dependía de la ciudad en cuestión. En esta organización sacerdotal, por debajo del monarca y su reina, se encontraba un sacerdote principal o gran sacerdote denominado Rab-kohenin, y una suma sacerdotisa, que estaban por encima del resto de sacerdotes (kohen) y de toda una serie de personal menor que se hallaban al servicio del templo, como sirvientes, escribanos, músicos, panaderos, barberos y eunucos, entre otros.
El cargo de sacerdote era hereditario, pasando el puesto de padres a hijos. Los sacerdotes portaban vestimentas que les diferenciaba del resto, compuestas por largas túnicas decoradas con una banda de color púrpura, posiblemente confeccionada en lino transparente. Otro elemento distintivo de esta clase sacerdotal era la cabeza rasurada, que cubrían con una especie de gorro de forma cilíndrica o cónica. También habían sacerdotisas, como la "sacerdotisa de Tanit", que desempeñaban funciones religiosas.

La religión fenicia asimiló gran cantidad de elementos religiosos cananeos, adoptando no solo el tipo de santuario o los ritos cúlticos, sino también un sistema sacrificial, a veces cruel, pero que como regla general, empleaba ofrendas básicas, como productos agrícolas (aceite, leche, o vino) o animales (toros, ovejas, corderos), que aplacara el apetito divino, además de esta forma simple de sacrificio, con carácter excepcional se practicaban los sacrificios humanos.

Son varias las fuentes que mencionan ampliamente la práctica de sacrificios humanos. El Antiguo Testamento se refiere al hábito de los fenicios de entregar a sus hijos e hijas al fuego sagrado (holocausto). Los textos de autores antiguos, como Diodoro de Siculo, Plutarco, Clitarco o Tertuliano, afirman que los fenicios practicaban un rito sacrificial denominado "mlk" (Molk).
En un texto de Ugarit también se hace una alusión al sacrificio de seres queridos para obtener el favor de Baal. Es posible que muchas de estas afirmaciones posean elementos subjetivos, simplemente por su origen, dada la propaganda antifenicia, o antipúnica, puesta en marcha por los griegos y posteriormente por los autores romanos, en un afán de presentar a estos pueblos como portadores de una barbarie inhumana, siendo capaces de sacrificar a su propia prole.

El Profesor Mohamed Hassine Fantar, explica el fenómeno del Molok como una conspiración de desprestigio histórica llevada a cabo por los griegos, principales competidores de los fenicios en el Mediterráneo y sobre todo en Sicilia. Según él, la aparición en el tofet de Cartago, de innumerables restos óseos infantiles calcinados, hay que interpretarlo como una simple práctica funeraria de incineración, depositados luego por sus progenitores en una necrópolis infantil (el tofet), al ser seres puros eran depositados junto a la pureza divina, es decir al lado del dios, solicitando así la pronta venida de un nuevo descendiente.

Continuará...

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