23/12/17

La Diosa Isis

Isis es el nombre griego de la diosa de la mitología egipcia Ast, que significa “trono”, representado por el jeroglífico que portaba sobre su cabeza. Podemos verla con alas de milano, abriendo sus brazos para bendecir a sus devotos e hijos, simbolizando su maternidad, con forma de diosa árbol, amamantando al faraón. Otras veces está sentada, ostentando un tocado con el disco solar, por ser hija de Ra, el dios Solar.
En su versión antropomorfa, Isis era representada como una mujer que llevaba un ajustado vestido, coronada con el "trono" anteriormente descrito. A comienzos de la dinastía XVIII y en el período tardío, es representada con cuernos y un disco solar entre ellos, al modo de la diosa Hathor, por tanto, atributos tomados de ésta. También porta el sistro y el menat, símbolos de la diosa Hathor, y en sus manos suele llevar el anj (ank) y un cetro papiriforme.

Isis fue llamada "Gran maga", "Gran diosa madre", "Reina de los dioses", "Fuerza fecundadora de la naturaleza", "Diosa de la maternidad y del nacimiento".
Su origen es incierto, pero se estima que proviene del delta del Nilo. Las primeras menciones de Isis datan de la dinastía V del Antiguo Egipto (2.494 a 2.345 a.C.) en la cual se encuentran las primeras inscripciones literarias, pero su culto se hizo prominente más tarde en la historia egipcia, cuando se empezaron a absorber y sincretizar los cultos de otras diosas. Con el tiempo se expandió fuera de Egipto, en el Oriente próximo y el Imperio romano, con la construcción de templos lejanos dedicados a ella, como en las Islas Británicas y la Península Ibérica. Hasta el siglo VI se pudieron encontrar rastros de su adoración en la Europa cristiana.

El templo más importante dedicado a Isis y su último lugar de culto, estaba en la isla de File. Construido en varias fases desde 380 al 100 a.C., fue ordenado su cierre por el emperador Justiniano I. En Dendera era expuesta anualmente en el templo de Hathor, a los rayos del Sol, para regenerarse. Otro templo de Isis importante se encontraba en Behbeit el-Hagar. En Giza fue venerada como "Señora de las Pirámides".

Fuera de Egipto, su culto se propagó por todos los pueblos del Mediterráneo, resistiendo la expansión del cristianismo durante el Imperio romano hasta que fue prohibido en tiempos de Justiniano I.
Se encuentran templos en otros lugares de África, como en Libia, Túnez y Sudán; en el Oriente Medio, Jordania, Turquía y Líbano; y en Europa, Grecia (Templo de Isis en Delos), Italia (Templo de Isis en Pompeya), Francia, Alemania (Santuario de Isis y de Mater Magna en Maguncia) y en España (Templo de Isis en Baelo Claudia en Cádiz) y (Santuario de Isis en Cartagena).

La ciudad romana de Baelo Claudia, situada en la ensenada de Bolonia a unos 12 Kms. de Tarifa (Cádiz), se construye a finales del siglo II a.C. La identificación del templo es segura puesto que se encontraron dos inscripciones en la escalinata del templo durante las excavaciones. 
El nombre de la diosa aparece grabado en las placas sobre la silueta de los pies en relieve de quien hace la ofrenda (ISIDI DOMINAE, "Isis la Señora"). Cada una de las placas marca el lugar de oración para los fieles que entraban y salían del templo. Pueden verse grabadas dos plantas del pie, una ligeramente adelantada a la otra. La inscripción de la parte superior dice: ISIDI.DO(MINAE) L.VECILI(VS...) L.A. V (.S), que se traduciría como: "A Isis soberana, Lucio Vecilio cumplió con agrado su voto".

En el Santuario de Isis en Cartagena (Murcia), en el cerro del Molinete, se han recuperado tres capillas, además de todo el entorno, incluyendo las grandes cisternas del subsuelo que estuvieron vinculadas con los rituales realizados a la diosa. La construcción se inició en la segunda mitad del siglo I d.C., manteniendo su uso hasta el siglo III. Su identificación con la diosa Isis se debe a los restos escultóricos hallados y los paralelismos con otros santuarios consagrados a la divinidad, cuyo culto estuvo extendido en la Roma imperial.
Hay evidencias del culto a Isis en Hispania, transmitido por comerciantes, militares o simples ciudadanos griegos y romanos. Al principio su veneración fue popular, pero después llegó hasta las clases más altas. Existió culto organizado en: Emérita Augusta (Mérida), Igabrum, Cabra (Córdoba), Valentia (Valencia), Cartagena y Cádiz, donde quedan restos de un Templo a Isis del siglo II d.C; hubo devotos en: Legio (León), Astúrica Augusta (Astorga), Acci (Guadix), Saguntum (Sagunto) y Tarraco (Tarragona). Los últimos documentos hallados, referentes al culto a Isis en Hispania, datan de la primera mitad del siglo III.

En la toponimia actual encontramos a la diosa, p.e. en el nombre de Isabel, que procedería del latín “Isis Bella”, sin embargo se trata de un compuesto Isis (griego) y Bel (fenicio-cananeo). Igual ocurre con el prefijo egipcio “Ast” (trono), p.e. Asturias, Astorga, prefijo que también significa astro o estrella, y hace referencia a la diosa fenicia Astarté, identificada con el planeta Venus “la estrella de la tarde” que guiaba a los navegantes del mundo antiguo hacia Occidente.

Según el libro The Early History of God, Astarté sería la encarnación correspondiente a la Edad de Hierro (después de 1.200 a.C.) de la diosa Ashera, de la Edad de Bronce (antes de 1.200 a.C.).
Los historiadores griegos y romanos de la antigüedad, relatan que en la costa sur de España (Andalucía), había templos dedicados a una diosa relacionados con Astarté y con el planeta Venus. Heródoto escribió que la comunidad religiosa de Afrodita (Venus) se originó en Fenicia y llegó a los griegos a partir de ahí. También escribió sobre el templo más grande del mundo de Afrodita, en una de las ciudades fenicias.
En el célebre yacimiento tartésico de El Carambolo (Sevilla) se descubrió una figura de la diosa, desnuda y tocada con una peluca de estilo egipcio que data de la segunda mitad del siglo VIII a.C., y posee una inscripción que aclara su advocación: “Ofrenda que ha hecho Baal Jaton, hijo de Dommelek y Abdibaal, hijo de Dommelek, nigromantes de Astarté, como agradecimiento a Astarté-Ur por haber escuchado sus plegarias”.
El bronce tartésico conocido como “Bronce Carriazo” es una representación de la diosa fenicia Astarté, como diosa de las marismas y los esteros, aunque con el peinado típico de la diosa egipcia Hathor. 
Astarté aparece representada en el bronce con túnica de mangas cortas ornada de lirios, y acompañada por dos torsos de aves cuyas alas se unen sobre la cabeza de la diosa. El objeto se encuentra en el Museo Arqueológico de Sevilla y es una de las obras tartésicas más conocidas.

Los motivos de la desaparición del pueblo de los Tartessos, ocurrida en el siglo VI a.C., siguen siendo una incógnita para los historiadores. Independientemente de las causas de su final, a partir de esa fecha la gran influencia fenicia de Astarté se ve superada por la diosa Tanit cartaginesa. En la actualidad, perviven las peregrinaciones a los lugares de culto de la diosa Astarté, donde en la época fenicia había algún templo en su honor.

Estrabón, en su libro III, habla de una serie de santuarios a lo largo de la costa de Cádiz, que pueden identificarse con templos de navegantes que profesaban su culto, por lo que se habla de que en Hispania, Astarté era considerada protectora de los marinos. Desde las costas, las influencias llegarían por el interior hasta las provincias de Extremadura, Ávila y Salamanca.

Continuará...
 

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