9/10/17

Dinastía Qing (III)


Hacia el final del siglo XVIII, la población China aumentó a más de 300 millones. Una causa de este incremento demográfico fue la paz y la estabilidad de la dinastía Qing.
Otra causa fue la provisión de alimentos. Una variedad de arroz del sureste de Asia, que crecía más de prisa, acrecentó la producción alimentaria.
El crecimiento demográfico también significó que había menos tierra para cada familia. El emperador trató de liberar tierras limitando la extensión que podían poseer los terratenientes acaudalados. Sin embargo, para el siglo XIX casi toda la tierra cultivable se explotaba.

Otro cambio del periodo fue un incremento en el comercio y la manufactura. Aumentó el comercio de seda, porcelana, artículos de algodón y otros productos. No obstante, China no estableció el capitalismo comercial que surgía en Europa (empresas privadas con afán de lucro). En China, el comercio y la manufactura estaban bajo el control del gobierno y se consideraban inferiores a la agricultura. El gobierno cobraba impuestos pesados al comercio y la manufactura y pocos impuestos a la agricultura.

La sociedad china estaba organizada en torno de la familia. Todos los integrantes tenían que sacrificar sus deseos individuales en beneficio de la familia como un todo.
La unidad ideal era la familia extendida. Hasta tres o cuatro generaciones vivían bajo el mismo techo. Cuando los hijos se casaban, llevaban a su esposa a vivir con ellos al hogar familiar. Los chinos respetaban a los ancianos. Los padres envejecidos sabían que serían cuidados por sus hijos. A continuación de la familia extendida venía el clan, que constaba de docenas o incluso cientos de familias emparentadas. El sistema de clanes hacía posible que las familias ricas ayudaran a sus parientes pobres.

Las mujeres eran consideradas inferiores. Solo los hombres podían tener una educación formal y seguir una carrera en el gobierno o la academia. Legalmente, una mujer no podía divorciarse de su marido ni heredar propiedades. Por su parte, el esposo podía divorciarse de su esposa si no procreaba hijos varones. También podía tomar una segunda esposa. De la mitad a dos tercios de las chinas se vendaban los pies, se hacía desde la infancia y era muy doloroso, pero el vendaje de los pies era un símbolo de estatus, como no podían caminar, las que trabajaban en los campos o en ocupaciones que requerían moverse no se vendaban.

Entre los años 1.839 y 1.842 China y Gran Bretaña mantuvieron el primer conflicto de La Guerra del Opio, el desencadenante fue la introducción en China de opio cultivado en la India y comercializado por la compañía británica de las Indias Orientales, administradora de la India.

El comercio del opio fue rechazado y prohibido por el gobierno chino, la abolición recayó sobre el comisionado imperial Lin Zexu. Los emisarios enviados por los comerciantes británicos e indios quejándose por el quebranto que esto causaba a sus intereses, decidió a la Corona británica a enviar una flota de guerra que finalmente derrotó a la China. Como consecuencia de este descalabro el emperador chino tuvo que firmar el Tratado de Nanking, por el que se obligaba a China al libre comercio (el opio incluido) con Inglaterra, a través de cinco puertos (el más importante de ellos Cantón) así como a la cesión de la isla de Hong Kong durante 150 años. Este conflicto y su resolución a favor de la potencia imperialista británica facilitó la irrupción en el escenario de otras potencias como Estados Unidos, Francia y Rusia que forzaron a China a firmar diversos convenios llamados “Tratados Desiguales”. Como consecuencia de ellos, en 1.860 China se vio apremiada a abrir otros once puertos al comercio exterior con el correspondiente menoscabo de su soberanía. La impotencia china para conservar su independencia frente a las potencias imperialistas se acentuó aún más tras la derrota frente a Japón (1894-1895), que le costó importantes pérdidas territoriales.

Continuará...

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