29/6/17

Hispania Visigoda (II)

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Según iba pasando el tiempo la cultura de los hispanos del Sur, los sometidos al gobierno de los musulmanes, se iba haciendo menos viva. Por un lado la conversión al Islam de varios cientos de miles de hispanos apartó a estos conversos de seguir siendo agentes creadores de cultura porque se asimilaron a otra nueva. Por otro lado los hispanos que aún mantenían la cultura visigoda poco a poco vieron reducido su margen de maniobra.
Aunque no fueron perseguidos (al menos no formalmente) sufrieron la expropiación de iglesias y monasterios, con sus tesoros culturales, reliquias y recuerdos de otra época. Fueron gravados con impuestos especiales, restringiendo el mecenazgo que pudiera haber entre ellos. Su cultura tuvo que competir con la nueva cultura musulmana (de raíz más bien Siria que árabe), que gozaba de una mejor situación y además contaba con el apoyo del poder político, del que los cristianos estaban excluidos. En consecuencia, cuando se quiebra el primer elemento de cohesión (la Iglesia), los godos que vivían en tierras islámicas solo tuvieron dos opciones, convertirse y desaparecer entre el resto de la población islámica, o emigrar al Norte cristiano.

Una situación llena de tensiones se agravó a partir de la llegada de los Omeyas a la Península. Los Omeyas, como hijos de los califas, eran también defensores de la fe islámica. Los dos primeros Omeyas no tuvieron especial interés en reprimir a los cristianos mientras éstos no se unieran a sus enemigos, pero Abd-al-Rahman II poco a poco les fue apretando las tuercas a los cristianos.
La situación estalló en el verano de 850, en Córdoba, cuando dos cristianos fueron ejecutados por blasfemia. Muchos otros cristianos protestaron por ello, y hartos ya de someterse, se dedicaron a blasfemar contra el Islam en público. Abd-al-Rahman II estaba lo bastante asentado en el trono como para no temer una revuelta, y reprimió duramente a los cristianos. Además, buscó el apoyo de la Iglesia del Sur. Pero mientras que el metropolitano de Sevilla condenó la búsqueda del martirio voluntario, el obispo de Córdoba apoyó a los mártires sin dudar.
La revuelta y los martirios voluntarios siguieron, Abd-al-Rahman murió en 852, sucediéndole su hijo Muhammad, que heredó el problema incluso agravado, puesto que tras el concilio de Córdoba el problema se había extendido a Sevilla, Mérida, Toledo, y otras ciudades. Parecía que lo que empezó siendo un conflicto religioso podía degenerar en un alzamiento general de los cristianos mozárabes.
El nuevo califa decidió cortar por lo sano. Destruyó varios monasterios (entre ellos el de Tábanos, cerca de Córdoba, que era tenido por el foco de la insurrección), confiscó iglesias, ejecutó a varios cientos de cristianos (entre ellos al obispo de Córdoba) y en definitiva, organizó la primera persecución efectiva de cristianos en Al-Andalus. Ahora a los cristianos solo les quedaba emigrar o morir.

La revuelta de los mártires llegó a su fin en torno al 860. Como resultado Sevilla y Córdoba, las capitales culturales de Hispania (y lo habían sido desde el siglo IV), y en menor medida Toledo, Mérida, y otras ciudades importantes, ya no eran centros de creación cultural de los cristianos, y ni tan siquiera podían transmitir a los reinos del Norte el legado cultural hispanogodo porque ya no quedaba nadie que lo recordase. Así, en la primera mitad del siglo IX, siglo y medio después de la conquista musulmana, llegaba a su fin la historia social y cultural del pueblo de los visigodos.

La llegada de los árabes rompió con todo el desarrollo histórico anterior, no fueron solo una super estructura de poder, como había ocurrido con los visigodos, sino que pusieron en marcha procesos que dieron como resultado una realidad no continuadora de la Hispania visigótica.
Con los conquistadores llegó, entre otras cosas, una lengua de naturaleza bien distinta a las románicas: el árabe, con sus diferentes manifestaciones escritas y orales, que se impuso como lengua oficial y de cultura.
Esta lengua actuó como superestrato del romance andalusí y como adstrato de los otros romances peninsulares. Fueron muchos los que dominaban ambas formas lingüísticas, Al-Andalus fue una sociedad bilingüe al menos hasta el siglo XI o XII.
Al romperse la sociedad hispanogoda, los hablantes románicos se distribuyeron y evolucionaron en situaciones completamente nuevas. Se continuaba con el latín de Emérita, Hispalis, Curduba o Tarraco, pero era una lengua coloquial, carente de normalización y fragmentada.
Lo que se perpetuó fue el habla de los enclaves de resistencia cristiana de la zona Astur y Pirinaica donde junto a los habitantes de la zona, se refugiaron los miembros de la maltrecha aristocracia hispanogoda y cristianos que no deseaban permanecer en Al-Andalus. Fue en esos lugares (Oviedo, León, Burgos, Barcelona…) donde nacieron los nuevos modos lingüísticos que se repartirán por la Península durante la Conquista Cristiana.

28/6/17

Hispania Visigoda (I)


El pueblo godo tiene su origen histórico en las tierras del Sur de lo que hoy es Suecia, eran un pueblo indoeuropeo de tronco nórdico. Su lengua, hasta donde se sabe de ella, entronca con el germano antiguo y posiblemente tuviera la misma raíz. No se sabe con certeza en que época se diferenciaron de otros pueblos nórdicos vecinos de ellos, tales como gépidos, jutos, etc. Los godos entran en la historia cuando autores romanos los mencionan como habitantes de las costas bálticas de lo que hoy es Alemania y Polonia en el siglo I d.C.
Su migración desde Escandinavia no puede ser datada con precisión aunque se suele aceptar la primera mitad de ese siglo como fecha aproximada. A lo largo de casi dos siglos los godos van emigrando hacia el Sureste hasta establecerse, en la primera mitad del siglo III d.C. en las orillas del Mar Negro, al Este del río Dniester, en lo que hoy son Moldavia y Ucrania.

La mayor parte de la historia de los godos en Hispania, se da por cerrada en el momento en que el reino visigodo es vencido por los musulmanes, de tal modo que parece que desde ese momento los visigodos pasan a ser parte de la historia. Pero los visigodos no desaparecieron en masa después de la derrota musulmana. También es ridículo pensar que varios cientos de miles de visigodos cambiaran de la noche a la mañana de cultura, lengua y costumbres, y que la cultura hispanovisigoda, que había alcanzado la cumbre no muchos años antes con San Isidoro, fue suplantada de golpe por la cultura de los recién llagados invasores.

La cultura hispanovisigoda se mantuvo viva durante un cierto tiempo, manteniendo la cohesión cultural y social en la Hispania que acababa de sufrir un cambio revolucionario en lo político.
En el año 711, grupos provenientes de Oriente y del Norte de África (árabes, sirios y bereberes), de religión musulmana, al mando de Tarik, derrotaron al rey visigodo Don Rodrigo en la batalla de Guadalete. Empezó así la dominación árabe de la Península Ibérica que se prolongaría durante ocho siglos hasta 1.492, en que el último rey nazarí rindió Granada a los Reyes Católicos.

Los asentamientos visigodos en el Norte de la Meseta habían sido atacados por Tarik para evitar que la región en que vivían la mayor parte de los godos étnicos se convirtiera en un foco de revuelta. Y lo debió hacer bien, porque en ningún momento esta región fue origen de alzamientos o conspiraciones. El pueblo llano godo, carecía de sus líderes naturales, nobles u obispos, que estaban muertos o huidos. Con toda su debilidad, los godos siguieron más o menos subsistiendo hasta los tiempos de Alfonso I. Este rey de Asturias vivió en los años de la sublevación berebere (740-741). Los bereberes, al alzarse, dejaron desguarnecida toda la Gallaecia y buena parte de la Meseta Norte. Alfonso se aprovechó de ello para conquistar ciudades como Lugo, Tuy, Braga, Coimbra... sus expediciones llegaron hasta Segovia. Pero Alfonso sabía que los musulmanes volverían, salvo que él pudiera defender todos esos territorios. Para defenderlos inició un programa de repoblación, que fue especialmente intenso en Galicia, en las comarcas de Mondoñedo hacia el Atlántico, y al Norte del Miño. De este modo Alfonso pudo incorporar Galicia al reino de Asturias. ¿Y de donde sacó Alfonso la masa humana que necesitaba para repoblar? Pues de los asentamientos de los Campos Góticos, que quedaron casi desiertos. Así, los godos, desarraigados de la que era su “patria” desde hacía dos siglos, medio destruída por los musulmanes, fueron a parar a una nueva tierra en la que olvidaron sus leyes, su lengua y su nación para fusionarse con la población autóctona. Hay constancia de la aparición de topónimos en lengua germánica hasta principios del siglo IX en estas comarcas gallegas.

Continuará...

25/6/17

Islam (Yihad)

Matthew S. Gordon, profesor de Historia especializado en el mundo islámico, afirma que yihad se entiende como “luchar en el nombre (o en defensa) de la fe”.
En la tradición musulmana, la yihad adopta dos vertientes: la yihad mayor y la yihad menor. Por yihad mayor entendemos el esfuerzo diario en resistir el mal y la inmoralidad, es decir, en dominar las propias pasiones y mejorar como musulmán; es la lucha por la purificación del alma. La yihad menor, hace referencia a la lucha de carácter externo, al deber de los musulmanes de actuar, inclusive con fuerza, si se percibe que el Islam está amenazado. Es en esta segunda acepción solemos ubicar la yihad, a la que definimos coloquialmente como guerra santa.
Sobre la conveniencia o no de equiparar la yihad con la guerra santa existe un largo debate del cual nos mantendremos al margen. En definitiva, observamos como la yihad se presta a dos significados que pueden crear múltiples interpretaciones, desde una visión interior, mística del islam, hasta la violencia que representa hoy el fundamentalismo islámico, que da lugar en su vertiente más extrema a los grupos yihadistas.

¿De qué doctrina islámica derivan los actuales grupos yihadistas?, ¿Cuál es el espejo histórico en el que se inspiran para desarrollar una idea radical del islam?, ¿Qué interpretación hacen del concepto de la yihad?.
Debemos retroceder, en primer lugar, al nacimiento del derecho islámico y a las escuelas islámicas que surgieron de él.
Tras la muerte del cuarto y último califa ortodoxo (fueron los cuatro primeros califas que sucedieron a Mahoma), se hizo necesario la fijación de un derecho islámico para guiar la vida de los fieles. En la actualidad, sobreviven cuatro escuelas jurídicas en el islamismo sunita, cada una de las cuales recoge dos fuentes principales: el Corán, el libro sagrado de los musulmanes, y la Sunna, que remite las actuaciones y predicaciones de Mahoma.

Entre las escuelas jurídicas, que se desarrollaron entre el siglo VIII y IX, debemos prestar especial atención a la hanbalista, fundada por Ibn Hanbal, pues es la escuela que interpreta el Corán y la Sunna de una forma más literal y estricta, siendo aún a día de hoy, una referencia para el Islam más radical. Es decir, es la escuela islámica que recoge una acepción más inflexible y, por consiguiente, radical, de la yihad. Con la escuela hanbalista se inaugura, por otra parte, la tendencia salafista dentro del Islam.

El salafismo (“salaf” antiguo) son un conjunto de ideas que abogan por el retorno al modelo de vida de los antepasados, es decir, a los compañeros del Profeta y las dos siguientes generaciones. No creen en la razón sino en la aplicación rigurosa de los textos sagrados, el Corán y la Sunna. Repudian a aquellos que visitan tumbas o mausoleos para rezar a muertos o santos, pues Dios (Alá) es el único que debe ser adorado.
Ibn Taymiyya será en la Edad Media, concretamente en el siglo XIV, el continuador de la doctrina hanbalista. Coetáneo de una época turbia en el mundo islámico, el cual debía hacer frente a las cruzadas cristianas en Oriente Próximo y a las invasiones mongoles, rescatamos de su reflexión religiosa la importancia que le otorga a la yihad, que la situa a la altura de los cinco pilares del Islam.
La yihad, en este caso entendida como “la lucha contra el infiel” (yihad menor) es, para Ibn Taymiyya, una base de la sumisión a Dios y una función del musulmán, el autor islámico incorpora la idea de que el Islam es religión y política, dos conceptos que deben transitar unidos para el éxito del Islam. Esta idea es de suma importancia para entender el islamismo contemporáneo. Su plática belicosa y radical estará presente en el discurso del fundamentalismo islámico del siglo XX.

Muhammad Abd al-Wahab, fundador del wahabismo en el siglo XVIII, resucitó los ideales de Ibn Taymiyya, recrudeciendo, por otra parte, las exigencias para el cumplimiento de las obligaciones religiosas y la oposición al culto de los santos, argumentando que los que veneraban a éstos eran politeístas y blasfemos.
En este sentido asistimos a una gradación radical desde los postulados del siglo IX de Ibn Hanbal, pasando por la crítica radical de Ibn Taymiyya, y culminando con la acción violenta que defiende al-Wahab. La conducta de los musulmanes no debía sobrepasar la de los primeros califas ortodoxos, por lo que al-Wahab prohibía el tabaco, los amuletos, los anillos y condenaba que los fieles se levantaran de su sitio para recibir y saludar a otros, pues solo Dios merecía tal gesto.
El wahabismo, como doctrina del islam, ha recibido múltiples críticas dentro de sectores islámicos. Como recoge Abdelwahab Meddeb, historiador, poeta y profesor tunecino, “la mediocridad y la ilegitimidad doctrinal de Ibn al-Wahab han estado denunciadas en diferentes ocasiones, al-Wahab es más copista que creador. Las páginas que ennegreció confirman su obediencia hanbalista estricta”.

Conocida la vulgaridad del wahabismo, ¿dónde radica su importancia como creencia influyente en el fundamentalismo contemporáneo?
Desde el nacimiento del wahabismo, esta creencia islámica ha contado con el absoluto apoyo de la dinastía Al-Saud. Tras dos siglos de lucha wahabita-saudita contra el Imperio Otomano en la península Arábiga, en 1.932 se creó el actual estado saudita en nombre de la ideología wahabita, la cual se aclamó como la doctrina oficial de Arabia Saudí.
El posterior expansionismo del wahabismo no se entiende sin la fortuna que conllevó la explotación petrolera. Arabia Saudí, aliado de Estados Unidos y la OTAN, se permitió el lujo de trasplantar el wahabismo a países vecinos árabes donde la escuela salafista-wahabista, y por ende, la escuela hanbalista, era minoritaria, utilizando los recursos económicos que el petróleo le proporcionó para la extensión de su doctrina religiosa a través de los medios de comunicación y la enseñanza.
Llegados a este punto, es necesario exponer dos reflexiones:
En primer lugar, resaltar, como nos enseña la Historia, que la corriente salafista que se inicia con Ibn Hanbal, continua con Ibn Taymiyya y culmina con el wahabismo, es antes de la construcción de Arabia Saudí, una opción minoritaria dentro del Islam mundial.
En segundo lugar, afirmar que el wahabismo no explica, por sí mismo, el nacimiento del fundamentalismo islámico y de los grupos yihadistas actuales, pese a que influye ideológicamente de forma evidente. 
David García.

Próximo capítulo: El desarrollo de nuevas corrientes islámicas que emergerán en el siglo XX en el mundo islámico.

18/6/17

Los Templarios

Los Caballeros de la Orden del Temple (miembros de una orden de carácter religioso y militar, cuya denominación oficial era Orden de los Pobres Caballeros de Cristo), fueron conocidos popularmente como los Caballeros del Templo de Salomón, porque pasaron nueve años alojados en una parte del palacio que el rey Balduino I les cedió justo encima del antiguo Templo de Salomón.
Con el objetivo de defender a los peregrinos de los continuos ataques que sufrían, varios grupos de soldados residentes en Jerusalem tomaron las armas. Uno de ellos, formado por nueve caballeros, se comprometió en 1.118 a proteger los caminos y las vidas de los viajeros cristianos del acoso musulmán. Este sería el germen de la futura Orden del Temple.

Sus dos jefes fundadores fueron Hugo de Payens, primer Gran Maestre de la orden, y Godofredo de Saint Aldemar. En años posteriores, Payens convirtió a los Templarios en una de las instituciones más importantes de la época. Mediante varios viajes a Europa, logró financiación y que otros soldados se unieran a las filas de la orden. Fue en 1.139 cuando logró la expansión definitiva del grupo al conseguir varias ventajas fiscales. Además de las generosas donaciones de las que se beneficiaban, también se concedieron una serie de privilegios ratificados por bulas. En ellas se concedía a Los Templarios una autonomía formal respecto a los obispos, estando tan solo sometidos a la autoridad del Papa. Tampoco estaban sujetos a la jurisdicción civil y eclesiástica ordinaria. Podían recaudar y recibir dinero de diferentes formas. Se les concedió el privilegio de construir iglesias y castillos allí donde considerasen oportuno y sin necesidad de pedir permisos a las autoridades. Todas esas ventajas hicieron que la orden fuese acumulando fondos y propiedades en Europa y Jerusalem.

La Orden del Temple adquirió una serie de barcos para viajar de Europa a Tierra Santa, alrededor del año 1.250 ya contaba con 9.000 granjas y casas rurales, un ejército de 30.000 hombres (sin contar escuderos, sirvientes y artesanos), más de medio centenar de castillos, una flota propia de barcos y la primera Banca Internacional.

Con el paso de los años establecieron una serie de rutas marítimas en varios puertos europeos. Los barcos servían para el comercio y la guerra. Los Templarios controlaban las comunicaciones pues habían aprehendido las artes de la navegación de los Fenicios. Las rutas, que como secreto de Estado eran guardadas por los fenicios, fueron tomadas confidencialmente por la Orden del Temple.
Tenían una gran armada fondeando en los puertos mediterráneos y atlánticos. Esta visión a larga distancia, junto a la capacidad logística, proporcionaba supremacía si consideramos que por entonces, el común de los mortales estimaba que en el Estrecho de Gibraltar estaban las Columnas de Hércules, y no había tierra más allá.
Construyeron puertos en el norte de Europa, en Flandes, Italia, Francia, España, Portugal. Uno de los más conocidos era el de La Rochelle (Francia) su centro neurálgico en el Atlántico, y los de Marsella y Colliure en el Mediterráneo. Estudiaban minuciosamente los enclaves en los que recalaban sus bajeles, para llegado el momento, poder salvarlos si eran atacados. El puerto de La Rochelle, por ejemplo, estaba protegido por 35 encomiendas, en un radio de 150 kilómetros, más una casa provincial en la propia villa.

El 13 de octubre 1.307 perseguidos por el rey de Francia Felipe IV, muchos de estos soldados huyeron en una docena de barcos desde el puerto de La Rochelle para evitar ser capturados. Aquella armada, que salió al Atlántico enarbolando la cruz roja de la Orden del Temple, desapareció sin dejar rastro.
Aunque no está bien documentado, se cree que esta flota hizo escala en algún lugar cerca de Escocia, después en Portugal y en las islas Canarias, desde allí tomaron la ruta hacia las Indias Occidentales, es decir, América del Sur (el nombre de América se asignó después en honor a Américo Vespucio).

17/6/17

Ruta de la Seda (V)

La Ruta de la Seda formó agrupaciones de estados militares originarios del norte de China, abriendo el Asia central y China a religiones como el nestorianismo, maniqueísmo, budismo y más tarde islamismo. Creando la influyente Federación de Jazaria, que al final de su gloria trajo el mayor imperio continental que existió nunca, el Imperio mongol, con sus centros políticos encadenados a lo largo de la Ruta de la Seda (Pekín, en el norte de China; Karakorum, en el centro de Mongolia; Samarkanda, en Transoxiana; Tabriz, en el norte de Irán; Sarai y Astrakán, en el curso del Bajo Volga; Solkhat, en Crimea; Kazán, en Rusia central; y Erzurum, en el este de Anatolia), realizando la unificación política de zonas anteriormente libres y conectadas de forma intermitente por bienes materiales y culturales.

La pólvora fue inventada en China, la palabra china para "pólvora" significa literalmente "medicina de fuego". Sin embargo, este nombre solo se empezó a usar algunos siglos después. Durante el siglo IX d.C. unos monjes taoístas o alquimistas chinos buscando el elixir de la inmortalidad encontraron accidentalmente la pólvora.

Las fuerzas militares chinas usaban armas basadas en pólvora (cohetes, mosquetes, cañones) y explosivos (granadas y diferentes tipos de bombas) contra los mongoles cuando estos intentaban entrar en sus tierras por la frontera norte. Después de que los mongoles conquistaran China y fundaran la dinastía Yuan usaron la tecnología militar china para su intento de invasión de Japón, donde también utilizaron la pólvora para propulsar sus cohetes.
Los musulmanes adquirieron el conocimiento de la pólvora entre 1.240-1.280, cuando el sirio Hasan al-Rammah había escrito en arábico, recetas para la pólvora, instrucciones para la purificación del salitre y descripciones de armas incendiarias.
La pólvora llegó al Medio Oriente posiblemente a través de la India y esta de China. Esto se deduce de la forma de llamar a la pólvora que al-Rammah usaba, al salitre lo llamaba "nieve china", a los fuegos artificiales "flores chinas" y a los cohetes "flechas chinas".
Los persas llamaban al salitre "sal china" o "sal de los pantanos de sal chinos".

A comienzos del siglo XIV, parece ser que los árabes habían usado la pólvora en la Península Ibérica, según se desprende de las crónicas del rey Alfonso XI de Castilla. El párrafo, transcrito y adaptado al castellano moderno, corresponde a la crónica del rey Alfonso XI sobre el sitio de Algeciras (1.343), y es la primera referencia escrita del empleo de la pólvora con fines militares, si bien hay quien sostiene que ya había sido utilizada, también por los árabes, en la defensa de la ciudad de Niebla (Huelva) cuando fue sitiada por Alfonso X el Sabio, casi un siglo antes.
Desde China el uso militar de la pólvora pasó a Japón y a Europa. Se sabe que fue usada por los mongoles contra los húngaros en 1.241 y Roger Bacon hace una mención en 1.248. Hasta ese momento Europa solo había contado con un producto inflamable llamado “fuego griego” que no podría competir con la efectividad del recién llegado invento.

El Imperio Mongol produjo masivamente armas de fuego de llave de mecha para su ejército. Fueron los primeros en desarrollar cohetes de bambú, principalmente para señalizaciones y para el uso de los zapadores. El emperador mongol se enfrentó a los británicos y a otros europeos en la provincia de Gujarat, de donde los europeos extraían salitre para la fabricación de su pólvora durante el siglo XVII.

Fuente: Wikipedia

Los Orígenes de Lenin

6/6/17

Ruta de la Seda (IV)

Tamerlan o Timur (nombre original que significa hierro) nació el 10 de Abril de 1.336 en Kesh, un lugar próximo a Samarkanda enclavado en el antiguo kanato de Chagatai (actual Uzbekistán). Tamerlan pertenecía al clan de los Barlas, un linaje de etnia mongola, aunque de cultura islámica, muy arraigado desde tiempos ancestrales en aquella geografía. Se proclamó heredero y continuador de Gengis Kan. Creó un gran ejército con el que se lanzó a la conquista de Asia, liberó de peligros la Ruta de la Seda y promulgó leyes que mejoraron la vida de sus súbditos. Fue uno de los más grandes conquistadores mongoles, sus dominios abarcaron ocho millones de kilómetros cuadrados en un tiempo cubierto por la guerra y la destrucción, pero también por un magnífico esplendor cultural y comercial, auspiciado por su mecenazgo.

Un siglo después de los viajes de Marco Polo en la ruta de la seda, el embajador del rey castellano Enrique III, Ruy González de Clavijo llegó a Samarkanda, un barrio de la ciudad recibe el nombre de "Madrid" en honor a esta expedición. En su libro “La ruta de Samarkanda”, dice que partió del Puerto de Santa María el 22 de Mayo de 1.403, en compañía de un fraile y un escudero, y tras pasar por Rodas, Constantinopla y Trebisonda (ciudad de Turquía situada junto al Mar Negro), desembarcó para proseguir el viaje por tierra a través de Turquía, Irak e Irán, llegando a Samarkanda en Septiembre de 1.404, viendo partir a Amir Timur (Tamerlan) en su campaña contra China, en la que perdió la vida. Tras su muerte, los presentes que González de Clavijo le había llevado fueron confiscados en la lucha interna por el poder, y finalmente la embajada castellana resultó un fracaso.
Clavijo emprende el viaje de vuelta y llega a Castilla en Marzo de 1.406, estableciéndose en Madrid, donde murió, si bien antes escribió su viaje bajo el título “Embajada a Tamorlán” (así llamaba a Tamerlan), una de las joyas de la literatura medieval castellana, comparable a “El libro de las Maravillas” esrito por Marco Polo.

La ruta de la seda dejó de servir como ruta marítima de la seda alrededor de 1.453, con la supremacía otomana de Constantinopla. Los gobernantes otomanos de la época eran antioccidentales, luchando contra los cruzados y conscientes de la pérdida de Andalucía, por lo que expresaron su descontento embargando el comercio con el oeste. Las cosas se aliviaron un poco casi un siglo más tarde, cuando Venecia fue capaz de cortar un trato difícil con los otomanos, recobrando por un tiempo parte de su peso económico como intermediarios.

La desaparición de la Ruta de la Seda tras el fin del reinado de los mongoles fue uno de los principales factores que estimularon la búsqueda de nuevas rutas hasta el próspero Imperio chino por parte de potencias europeas, sobre todo por vía marítima. Se esperaban grandes beneficios de la relación comercial directa con Asia. Este fue el principal factor que impulsó las exploraciones portuguesas del océano Índico, incluyendo el mar de China, dando lugar a la llegada del primer barco mercante europeo a las costas de China en 1.513, bajo el mando de Jorge Álvares y Rafael Perestrello, seguido por la misión diplomática y comercial de 1.517 encomendada a Fernão Pires de Andrade y Tomé Pires, por Manuel I de Portugal, la cual inauguró formalmente las relaciones entre el Imperio portugués y la dinastía Ming durante el reinado del emperador Zhengde. La entrega de Macao a Portugal en 1.557 por el emperador de China (como recompensa por los servicios prestados contra los piratas que infestaban el mar de China Meridional) dio lugar al primer puesto comercial y marítimo europeo permanente entre Europa y China. Otras potencias europeas seguirían su ejemplo en los próximos siglos, lo que porovocó la eventual desaparición de la Ruta de la Seda.

El viaje de descubrimiento de Cristóbal Colón en 1.492 tenía como objetivo buscar una ruta comercial alternativa a China, desde España a través del Atlántico. Hasta unos años después del descubrimiento de América, se pensó que la expedición de Colón había llegado al continente asiático. No fue hasta el descubrimiento del océano Pacífico por el español Vasco Núñez de Balboa (tras cruzar el istmo de Panamá) en 1.513, que cartógrafos y navegantes supieron que América era un Nuevo Mundo situado entre Europa y Asia.
La búsqueda de una ruta marítima a China se retomó unos años más tarde, con la expedición de Magallanes y Elcano de 1.519 a 1.522, al cruzar el Pacífico y dar la vuelta al mundo. Con el descubrimiento del 'tornaviaje', o ruta de regreso de Filipinas a México a través del Pacífico, a cargo de Andrés de Urdaneta en 1.565, se estableció la ruta del Galeón de Manila, la primera en cruzar regularmente el Pacífico en ambas direcciones, concretamente entre la Capitanía General de Filipinas y la Nueva España. Esta ruta a su vez enlazaba por tierra (a través de México) con la ruta de las Flotas de Indias que unían América y España a través del Atlántico, creándose así una gran ruta combinada de alcance mundial, entre Asia y España, que duró desde 1.565 hasta principios del siglo XIX. Esta gran ruta española es también uno de los primeros ejemplos de mundialización o globalización.

En 1.594, Willem Barents dejó Amsterdam con dos barcos para buscar el pasaje del Noreste al norte de Siberia, en el extremo este de Asia. Llegó a la costa occidental de Nueva Zembla y la siguió hacia el norte, siendo finalmente obligado a dar marcha atrás cuando confrontó su extremo norte. A finales del siglo XVII, los rusos restablecieron una ruta comercial terrestre entre Europa y China bajo el nombre de la Gran carretera siberiana.