5/3/17

Tesoros de Canaán (Sheshong I)

Sheshonq I en el templo de Karnak

En 1976, Barry Fell hizo la traducción de una inscripción trilingüe hallada en el túmulo funerario de Davenport, en Iowa, describiendo la celebración egipcia del Año Nuevo en el equinoccio de Marzo. Las tres lenguas son el egipcio, el íbero púnico y el libio. Esta lápida ha sido fechada alrededor del año 800 a.C., durante la XXI dinastía (libia) de Egipto. (América a.C. Los primeros colonizadores del Nuevo Mundo. México 1983).
En otro capítulo del libro, Fell muestra una inscripción grabada en Texas en idioma libio escrito con alfabeto Ogam, donde se señala que allí llegó una tripulación del rey Sheshong de Egipto entre 1000 y 800 a.C.
Entre los años 1180 y 1174 a.C., el faraón Ramsés III reubicó en el delta del Nilo a un contingente de soldados de origen libio. Estos mercenarios, llamados “mashauash” en los textos, tenían como misión proteger el Este del país de posibles invasiones asiáticas. Poco a poco, estos grupos formaron verdaderos linajes libios en torno a sus dirigentes locales, los llamados «jefes de los mashauash».
Dos siglos después de su establecimiento, uno de estos jefes aprovechó una crisis sucesoria para convertirse en faraón. Así fué como Sheshong I inauguró una nueva dinastía egipcia, la XXII y se propuso que Egipto fuera la potencia dominante en el Próximo Oriente.
Dentro de esta política dirigida a reafirmar su dominio sobre todo Egipto, Sheshong prestó especial atención a una de las zonas más conflictivas del país, el Egipto Medio. Para gobernar este territorio, ordenó construir una fortaleza en Teudyoi (el-Hiba) y nombró como comandante militar de Heracleópolis a su hijo Nimlot. Los demás puestos de importancia los repartió entre otros miembros de la familia real y hombres de su confianza, con muchos de los cuales estableció alianzas por medio de matrimonios con princesas reales.

Sheshong se sirvió tanto de la diplomacia como de la fuerza. Ejemplo de lo primero es la alianza que estableció con el rey Abibaal de Biblos, ciudad en la que se ha hallado una estatua de Sheshong a la que el rey fenicio añadió su nombre. En cambio en Nubia que, desde mediados del siglo XI a.C. era un estado independiente, el faraón realizó una campaña militar, documentada por las inscripciones en el templo de Amón en Karnak.
Pero el acontecimiento que marcó el reinado de Sheshong fue la expedición que realizó contra Israel y Judea. El hecho se recoge en la Biblia hebrea, en los libros de Crónicas y de los Reyes, así como en una estela conservada en el templo de Amón en Karnak. Según esta última fuente, el asesinato de unos egipcios a manos de extranjeros desencadenó la campaña de represalia contra los judíos por parte del faraón. La Biblia, en cambio, nos muestra las causas del conflicto desde el punto de vista de los judíos. 

El primer libro de los Reyes cuenta cómo el profeta Ajías había vaticinado que Jeroboam, un alto funcionario al servicio del rey Salomón, derrocaría a éste y gobernaría sobre Israel. Jeroboam, entonces, se puso al frente de una revuelta que fue sofocada. Para salvar su vida, tuvo que buscar refugio en Egipto. «Salomón trató de dar muerte a Jeroboam pero huyó a Egipto, junto a Shishag (Sheshonq), rey de Egipto, y allí permaneció hasta la muerte de Salomón» (I Reyes, 11:40). Tras el fallecimiento de Salomón, Jeroboam regresó a su tierra para hacerse con el trono, pero lo que logró fue dividir al país. Diez de las doce tribus de Israel lo aceptaron como rey y fundaron el reino de Israel, mientras que las otras dos reconocieron al hijo de Salomón, Roboam, que gobernaba en el reino de Judá, con capital en Jerusalén.
Sheshong I, aliado de Jeroboam, emprendió en el año 925 a.C. una campaña contra Israel y Judea en la que conquistó y saqueó Jerusalén.
En una inscripción del templo de Karnak, realizada en conmemoración de la campaña, se menciona un total de 150 ciudades hebreas que fueron tomadas por Sheshong, un número tan alto que ha hecho pensar a algunos investigadores que no era sino una exageración propia de la propaganda política. Sin embargo, el descubrimiento de nuevas inscripciones en territorio de Israel, en las que se menciona la conquista de Megiddo y de otras ciudades, ha confirmado los datos de Karnak y la Biblia.
Dice el segundo libro de Crónicas: «Subió Shishag, rey de Egipto, contra Jerusalén y se apoderó de los tesoros de la Casa de Yahveh y los del palacio real, todo lo cogió, llevándose también los escudos de oro que Salomón había fabricado».

Barry Fell en “America B.C.”, New York, Simon & Schuster, 1976.

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