21/12/16

Sin (Hijo de Canaán)

Sin, padre de los sineos del Sinaí y de los habitantes de Pentápolis constituída por las cinco ciudades: Sodoma, Gomorra, Admá, Seboyim y Bala Soar o Segor (actual Zoara de Arabia).

La palabra «Sin» llegó a ser el nombre de una deidad muy importante, que aparece desde tiempos muy tempranos y hasta épocas tardías en la historia de Asiria.
El último rey de la Ur sumeria se llamaba Abi-Sin. La palabra aparece en el nombre Senaquerib (Sin-ahe-erba, es decir, «Quiera el dios Sin multiplicar a mis hermanos»), y como Naran-Sin, etc.
Sin fue lo suficientemente importante no solo para ser deificado sino para que le dieran el título de «Señor de las Leyes». En un himno de Ur se dice de él que fue «quien creó la ley y la justicia de modo que la humanidad ha establecido leyes», y otra vez, «el ordenador de las leyes del cielo y de la tierra».
Otra notable circunstancia puede desprenderse de esta, porque si algunos de sus descendientes se trasladaron al sur a Arabia y se establecieron en una región posteriormente conocida como el Sinaí, es posible que su reputación como gran codificador de la ley, llevara a una tradición que asociaría el Sinaí como un lugar donde se había originado la ley. Es posible que haya alguna relación entre esta circunstancia y la elección por parte de Dios del Monte Sinaí como el lugar donde Él dio los Diez Mandamientos.

Según Boscawen, el título «Señor de las Leyes» atribuido al Sin deificado es, en el himno original de Ur, Bel Terite, y la primera sílaba es una forma del término más conocido de Baal, y la palabra Terite es la forma plural del término «tertu» que significa ley, equivalente al hebreo Torá (ley).

A pesar de que el patriarca Sin recibe escasa mención en Génesis 10, fue un personaje muy importante. Es posible también que su nombre quedase preservado en el moderno término de «China».
Perry aseguró que la civilización china procedió de occidente. No pocos eruditos en cuneiforme han observado cuanta similitud tenía en ciertos aspectos el sumerio con el chino. Perry dice: Hay un dato significativo acerca del posible modo del origen de la civilización china que merece atención. El lugar más estrechamente asociado por los mismos chinos con el origen de su civilización es la capital de Shensi, esto es, Siang-fu (Padre Sin), Siangfu, sobre el Wei, un afluente del Río Amarillo, está cerca de importantes minas de oro y de jade. Es desde luego significativo que el Sinaí fuese igualmente importante como lugar minero.
El nombre Sin, según Dillmann, aparece en asirio en la forma Sinau. No sería difícil que «Padre Sin» se convirtiese en «Padre Sian», o, con una ligera nasalización, «Siang», en chino «Sianfu». Los chinos tienen una tradición de que su primer rey, Fu-hi, apareció en los Montes de Chin inmediatamente después que el mundo hubiera estado cubierto de agua.
El mismo Sin pertenecía a la tercera generación desde Noé, circunstancia que, si la identificación se justifica, daría un intervalo temporal aproximadamente apropiado.
Además, el pueblo que comerciaba en época temprana con los Escitas, y que procedía del Lejano Oriente, se llamaba «Sinae», y su ciudad más importante era «Thinae», un gran centro comercial en China occidental. La ciudad se conoce actualmente como «Thsin» o simplemente «Tin», y se encuentra en la provincia de Shensi.

Los Sinae se hicieron independientes en China occidental, reinando allí sus príncipes durante unos 650 años antes que finalmente consiguiesen el dominio sobre toda la tierra. En el siglo III a.C., la dinastía Tsin se hizo suprema en el Imperio. La palabra misma llegó a tener el sentido de linaje puro. Esta palabra fue adoptada como título por los Emperadores Manchúes, y se cree que los malayos la cambiaron a la forma «Tchina», y que procedente de ellos los portugueses la trajeron a Europa como «China».

Hace algunos años los periódicos llevaban titulares con respecto al conflicto entre los japoneses y los chinos, donde el antiguo nombre volvió a aparecer en su forma original, porque se referían comúnmente a la guerra sinojaponesa.

Arriano hacía referencia, en el 140 d.C., a los Sinae o Thinae como un pueblo en las partes más remotas de Asia. Esto trae a la mente la referencia a los Sinim en Isaías 49:12, que vienen «de lejos», pero específicamente no del norte ni del oeste.
Tendría sentido suponer que los remanentes de los hititas tras la destrucción de su Imperio se dirigieron hacia el Este y se asentaron entre los sinitas, que eran sus parientes, y que contribuyeron a su civilización con ciertos artes, principalmente la metalurgia (especialmente la fundición de hierro), y que fueron absorbidos tan totalmente que desaparecieron posteriormente de la historia como pueblo individual.

El hallazgo del hombre prehistórico en las cuevas de Choukou-tien, con restos esqueletales con una variancia suficiente para cubrir desde los límites occidentales de tipos en China hasta tipos del Nuevo Mundo, ha parecido para muchos una clara evidencia de que los que se asentaron en el Nuevo Mundo pasaron por China.
Que el Nuevo Mundo fue poblado por un grupo humano mongoloide es cosa en la que hay un acuerdo general, aunque hay alguna evidencia de un pequeño componente negroide. Aunque la evidencia es pequeña, parece señalar en la misma dirección, de que no solo África con sus razas negras, sino que también el Lejano Oriente y las Américas con sus razas de color fueron todos descendientes de Cam.

Fuente: Noah’s Three Sons, «The Technology of Hamitic People (La tecnología del pueblo camita) Parte IV.

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