23/10/16

Elam (Hijo de Sem)


La  antigüedad de la civilización elamita queda bien establecida y es de toda confianza, basta consultar las fuentes sumerias más antiguas para corroborar que Elam debía ser una región de peso, dado que sus conflictos con Sumer empiezan desde muy temprano con la primera dinastía de Kish (hacia el 2700 a.C.).
Informan que Elam fue vencido por el rey Enmebaragesi. Luchas que se rememorarán tiempo después en época de Eannatum rey de la ciudad de Lagas en su primera dinastía (hacia el 2450 a.C.), el cual se vanagloria de haber sometido a Elam, al que califica de “País de la abundancia”, lo que muestra la enorme importancia de Elam ya en ese momento de la historia.
Los textos literarios sumerios que se refieren a las relaciones comerciales con Elam durante el tercer milenio a.C., apuntan en el mismo sentido, pues nos muestran exportaciones elamitas a Sumer, e incluso a culturas ajenas al entorno mesopotámico, de metales preciosos y lapislázuli, lana, carros, perros, higos, piedras preciosas y tronos. La riqueza de Elam es celebrada constantemente por los sumerios.

En los comienzos del II milenio a.C. una carta dirigida al rey sumerio de la ciudad de Isin, Lipitishtar, menciona la ayuda de los arqueros elamitas para repeler un ataque. Igualmente el Poema de Gilgamesh pondera el arco de Anshan, ciudad elamita por excelencia.
Los elamitas eran reconocidos arqueros del mundo antiguo, como se sabe por la Biblia y los textos asirios. Asurbanipal en su destrucción de Susa, se jacta de cortar las manos de los arqueros y de haberse llevado prisioneros a todos los arqueros y sus jefes que pudo, alistándolos en su propio ejército. Este mismo rey asirio dice que el arco era el símbolo de la fuerza de los elamitas; algo que corrobora la Biblia al afirmar el profeta Jeremías que el arco elamita era el fundamento de la fuerza de Elam.

Un aspecto curioso que se obtiene de los apócrifos bíblicos, no así de la Biblia que lo omite, es la descripción de la situación de Elam, así como sus límites y la amplitud de su territorio:
«Herencia de Sem: toda la tierra del Edén, del mar Eritreo, todas las regiones del oriente, la India, Bactria y sus montes, toda la tierra de Basor, la del Líbano, las islas de Caftor, todo el monte de Sennaar, Armenia, el monte Asur septentrional, toda la tierra de Elam, Asur, Babel, Susiana, Media, todos los montes Ararat, todo el litoral marino al otro lado del monte Asur hacia el norte: una tierra bendita donde todo es óptimo». (Libro de los jubileos 8:21).
Aquí el mar Eritreo puede corresponder al mar Rojo con inclusión del golfo Arábigo y parte del golfo Pérsico, al mar Negro o incluso al mar Caspio; Edén es Mesopotamia; Basor es quizá Basora -aunque las variantes Basa y Basan de otros manuscritos plantea dificultades a esta identificación, haciéndola más probable con Bazu en el actual estrecho de Bandar Abbas-, Caftor es Creta y Sennaar se identifica con Sumer.

En otro texto se describe primeramente las tierras que le habían caído en suerte a Sem, el hijo mayor de Noé, para pasar luego a la distribución territorial de sus hijos, comenzando lógicamente por Elam, el primogénito:
«También Sem repartió (la tierra) entre sus hijos, saliendo el primer lote a Elam y sus hijos, al oriente del río Tigris, hasta acercarse por el este a toda la tierra de la India y Bactria, las aguas de Dedán, todos los montes de Mahri y Elam, toda la tierra de Susiana y todo lo que está en manos de Farnacio hasta el mar Eritreo y el río Tanis». (Libro de los jubileos 9:2).

El autor apócrifo continúa dándonos muestras de su conocimiento geográfico e histórico con el siguiente pasaje:
«Jafet y sus hijos se fueron hacia occidente y moraron en la tierra de su lote. Y vio Madai la tierra del mar y no le agradó. Tras rogar a Elam, Asur y Arfaxad, hermanos de su mujer, se quedó en la tierra de los medos, cerca de sus cuñados hasta este día. Llamó a su residencia y a la de sus hijos Media, por el nombre de Madai padre de éstos». (Libro de los jubileos 10:35).
Es evidente en la actualidad que los medos se apoderaron de la parte norte del territorio elamita, reduciendo a éstos poco a poco a la zona de la Susiana. Se ignora la manera en que aparecieron y se asentaron en esta zona, no resolviendo el apócrifo esta cuestión, pues resulta difícil saber lo que ha de entenderse por «rogar a Elam».

Para el lector interesado, los apócrifos nos proporcionan información suplementaria que confirma el relato bíblico del Génesis 14:1-17, si bien muy sucintamente, pues sólo se conserva muy fragmentaria. Dice así: «Abrahám fue a Hebrón y moró allí. Ese año llegaron Codorlahomor rey de Elam, Amrafel rey de Sennaar, Arioc rey de Larsa y Tadal rey de gentiles y mataron al rey de Gomorra. El rey de Sodoma se dió a la fuga, cayendo muchos heridos en el valle de Siddim, en el mar Muerto. Capturaron Sodoma, Adma y Seboím, apoderándose también de Lot sobrino de Abraham con todas sus posesiones, y fueron hasta Dan...» (Libro de los jubileos 13:22).

El nombre de Elam

Elam debe su nombre al bíblico ‘Elām (Vulgata latina Aelam), gracias al cual, así se conoce en todo el mundo. Los sumerios -tanto en los textos literarios como los reales o económicos- se referían a Elam con una palabra que se escribía con un solo signo, cuya lectura actual es NIM. Y lo hacían con expresiones del tipo NIM-KI (Elam), KUR NIM, KUR NIM-KI, KUR NIM-MA o KUR NIM-KI-MA (país de Elam). Las inscripciones reales más antiguas, en algunas ocasiones matizan el término NIM además con alguna palabra como MA-DA (territorio) o HUR-SAG (montaña).
En sumerio, NIM significa «alto, elevado», lo que aplicado a Elam se traduce en que se encontraba en zona elevada en relación a Mesopotamia donde residían los sumerios, de ahí su denominación con esta palabra. Pero NIM también significa «mañana, temprano, Este (punto cardinal)», lo que se ajusta aún mejor, pues Elam se encontraba al Este con relación a Mesopotamia. Los mediobabilonios y neobabilonios utilizaban a veces el término Elamat o Elammat, que se parece más a una síncopa de la expresión alaitum matum que se usaba en el reino de Mari en torno al 1800 a.C. para referirse al país superior. Dicho de otro modo, el término acadio incluiría un significado de superioridad o altura geográfica, al igual que el término sumerio.
¿Elam, Ilam, Yalam, Alam? Hemos visto las diferentes denominaciones de Elam en la escritura de los diferentes pueblos. Ahora bien, distintas variantes de escritura presentan cierta problemática a la hora de establecer firmemente la verdadera forma del nombre que nos ha sido transmitido por la tradición bíblica.
Así tanto las variantes elamitas ha/atamti, como la forma hebrea ‘Elām y la latina Aelam, indican una fluctuación fonética en la primera sílaba del nombre que curiosamente se ha mantenido en acadio a la hora de designar no a Elam sino a los elamitas.
Las designaciones neoasirias ilamû, elamû (elamita), con fluctuación vocálica de la primera sílaba, muestran inseguridad a la hora de fijar con claridad la forma escrita. A ello se añade un inusual documento sumerio que presenta la escritura alama (elamita).
Igualmente, aunque menos claro, la segunda sílaba del nombre pudiera ser también insegura, a la vista de las escrituras elamitas da-am, dam, ta-am, ta-a-am, tam, que habitualmente se explican como intentos de escribir una /a/ larga.
Así pues, aunque la tradición y la costumbre nos permiten seguir utilizando el feliz nombre de Elam y los elamitas, lo cierto es que ni siquiera sabemos cómo se llamaban en realidad.

Aunque la Biblia lo omite, un apócrifo dice con claridad que Elam había tenido descendencia:
«En el jubileo 29, el primer septenario, a su comienzo tomó Arfaxad por esposa una mujer llamada Rasuaya, hija de Susan, hija de Elam y le parió un hijo en el tercer año de este septenario, al que puso por nombre Cainán». (Libro de los jubileos 8:1).

Para saber más en español sobre Elam:  
Colección de Estudios Orientales del Instituto del Próximo Oriente Antiguo, tomos I y IV -exclusivos sobre Elam-, que se pueden ver en la web www.um.es/ipoa/ y disponibles en la biblioteca de la Universidad. En la misma web pueden consultarse textos elamitas, una gramática y un resumen histórico.
Enrique Quintana Cifuentes - IOPA Murcia.


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