16/4/16

Política del Terror -Salafismo-

Cuando se habla del radicalismo y el fanatismo islámico, mucha gente piensan en los grupos terroristas como Al Qaeda, Boco Haram, Hamas, Hizb Allah, Nisra, Daesh, etc... además de los grupos extremistas del Magreb árabe vinculados a los Hermanos Musulmanes, apoyados y financiados por Arabia Saudita y Qatar. Pero hay más grupos, partidos políticos radicales islámicos peligrosos, que aprovechan la libertad, la democracia y el desconocimiento correcto del Islam en Occidente en general y Europa en particular, como Hizb Al-Tahrir, que está ganando terreno con el mismo objetivo y la misma financiación de los grupos terroristas anteriormente mencionados, son lobos con piel de cordero.

¿Qué es Hizb Al-Tahrir y cuáles son sus objetivos?
Hizb Al-Tahrir o el partido de la liberación, es un grupo radical islámico, vinculado a los Salafistas y su brazo político los hermanos musulmanes. Fue fundado en Palestina en los años cincuenta por el Shej Muhammad Ibrahim Taqi Al Din Al Nabhani, un prestigioso, intelectual y experto en la ley islámica, con el principal objetivo de liberar Al Quds o Jerusalén. En los años sesenta, este movimiento islamista se extendió por todo Oriente Medio y Asia Central, especialmente en Indonesia. El grupo se ha fortalecido en los últimos años en todo el mundo y durante el 2011 ha estado muy presente en las revueltas y protestas árabes conocida como la “primavera árabe”.

El objetivo actual de este movimiento islamista radical de base suní es crear un califato, una especie de estado transnacional, en cuyo seno se reunirían distintas naciones, apuestas todas bajo la dirección de un califa elegido por el pueblo musulmán. Este califa gobernaría basándose, aplicando la ley islámica Al-Sharia y emprendería una Yihad o conquista contra todas aquellas naciones que estuvieran fuera de este califato para obligarlas y someterlas políticamente y religiosamente bajo este califato.
La ideología de Hizb Al-Tahrir es sibilinamente violenta ya que llena de odio y rencor la mente de los musulmanes que le prestan atención, buscando impactar especialmente en la mente de los jóvenes. Además, es importante subrayar que rechaza la democracia por ser un sistema infiel, incompatible con el Islam: el califato. Así, según el credo de Hizb Al-Tahrir, la democracia es un producto Occidental, restante del colonialismo y es una herramienta para resistir su presencia en el territorio musulmán, y no trae nada bueno para el Islam y el pueblo musulmán.
En los países de mayoría musulmana, la forma de actuar de Hizb Al-Tahrir es distinta, ya que tienen un numeroso auditorio potencial y hay más probabilidades de encontrar entre las élites personas que comulguen con su objetivo, establecer el califato. Pero, sobre todo, es importante el caso de Pakistán, donde parece que están haciendo mella en la sociedad y que han logrado captar a algunos miembros del Ejército. Además, el movimiento islamista hace continuos llamamientos a las Fuerzas Armadas para que acaben con ese régimen e instauren un califato. Parece que en Pakistán, un Estado fallido que se sostiene gracias al interés de EEUU por no dejar que caiga en manos de islamistas que escapen de su control, están empujando para derribar lo poco que queda de estructura centralizada de poder del Estado y transformarlo en la primera pieza del califato.
En Indonesia y Bangladesh cuenta con numerosos seguidores, de manera que incluso se les ha acusado de intentar un golpe de Estado en este último país. La organización respondió publicando un comunicado en el que anuncia la inminente llegada del califato.
Hizb Al-Tahrir ha tenido un papel muy activo en las revueltas de la primavera árabe y ha puesto muchas esperanzas en esta revolución de los regímenes de los países musulmanes. Hizb Al-Tahrir apoyó las revueltas en Túnez, Egipto, Libia, Yemen y Siria y está intentando promoverlas en Pakistán, además de los países de Asia Central. Para Hizb Al-Tahrir, la primavera árabe no debe ser un instrumento para instaurar un régimen democrático sino un califato.

En los países occidentales, Hizb Al-Tahrir intenta buscar musulmanes o conversos que puedan apoyar su causa de alguna manera, sea entre las élites del país o entre la comunidad musulmana, principalmente inmigrantes o descendientes de inmigrantes en busca de una identidad cultural definida. Gracias a la democracia y la libertad de expresión, en estos países suelen operar abiertamente, mediante conferencias, lecciones, libros y panfletos, en cada país hay una página web en lengua vernácula que posibilita el acceso rápido al mensaje de esta organización.
La oficina central del movimiento general se encuentra en Londres. Allí es donde desarrolla su actividad más visible y desde donde organiza grandes manifestaciones públicas, especialmente cada vez que un dirigente visita el Reino Unido. También coordina desde allí las actividades del movimiento en todo el mundo. Sin embargo, se cree que el líder actual del movimiento, Ata Abu Rashta, reside en el Líbano.
En el Líbano, cuyo sistema político y de partidos es extremadamente complejo debido al equilibrio que debe guardar entre las distintas minorías étnicas y religiosas, se inserta en el sector suní, aunque con escaso éxito. No obstante, es el único país de Oriente Medio en el que opera abiertamente y donde el movimiento está legalizado, ya que la Ley de Asociaciones lo permite. No obstante, a pesar de ser legal y poder operar abiertamente, no se presenta a las elecciones por considerarlas un sistema de infieles.
Los “guardias” de Hizb Al-Tahrir, como los “extremistas” que imponen la Ley islámica, Al Sharia, en los barrios de Londres, no ocultan su identidad ni su rostro porque utilizan hábilmente el concepto de “multiculturalidad” como coartada para contravenir la legislación del país de acogida.

Por todo ello ha escogido Europa y los Estados Unidos como centro de operaciones y de lanzamiento.
Este movimiento ha sido prohibido en algunos países europeos, como Alemania, Dinamarca y Rusia por promover el odio antisemita y contra el Estado de Israel, a quien considera un enemigo con el que está en guerra.
En Dinamarca, los “guardias” del grupo islámico Hizb Al-Tahrir, vigilan los colegios electorales para quitar de la cabeza a los votantes musulmanes de ejercer su derecho al voto. Este partido islámico, que persigue el establecimiento de un califato mundial, actúa en los barrios donde existe una numerosa población musulmana mediante su “policía religiosa”. La función de esta policía para-estatal, es evitar que los musulmanes participen en las elecciones mediante la amenaza y la coacción. La violación de la “ley islámica” impuesta por los mafiosos tiene consecuencias graves para el infractor y su familia, puesto que son condenados al ostracismo en el seno de la comunidad. Así, el musulmán que vota en un proceso electoral, es rechazado en la mezquita, no podrá ser enterrado en el cementerio islámico y sus hijas tendrán dificultades para contraer matrimonio.
Estos radicales, no creen en la democracia, por lo que prohíben a sus hermanos de fe participar en cualquier tipo de referéndum, aunque la comunidad musulmana danesa, en un notable porcentaje opta por la abstención, mostrando así su rechazo al “sistema” de cristianos y judíos.
La organización islamista Hizb Al-Tahrir de Dinamarca se ha hecho con el control del club de fútbol danés Brondby Strand (BSI). El club ha prohibido la cerveza y la carne de cerdo en su cafetería. Es desagradable que dirijan un club de fútbol que tiene acceso directo a los jóvenes y niños. No tienen espíritu democrático y discriminan a otros grupos minoritarios, en referencia al desprecio declarado hacia los homosexuales y los judíos. Desde la llegada de estos individuos el dominio musulmán sobre el club ha dejado huella. Entre otras cosas, decidieron dar por finalizado el contrato con el empresario que dirige la cafetería del club. En su lugar, han optado por contratar a un nuevo empresario musulmán que no sirve cerveza o cerdo.

En España, Hizb Al-Tahrir, está creciendo muchísimo buscando adeptos en los ambientes antisistema de Cataluña, especialmente entre la población musulmana Pakistaní, y en el sur de España, entre los musulmanes marroquíes, en el Al Andalus, “el paraíso perdido de los musulmanes que fue ocupado por los españoles”.
Hizb Al-Tahrir tiene la misma política y el mismo objetivo de las dos agrupaciones musulmanas más numerosas que hay en España; la Federación de Entidades Religiosos Islámica en España (Feeri), y la Unión de Comunidades Islámicas de España (Ucide). Todos ellos, conocidos por sus vínculos al Wahabismo y financiados por los dirigentes de Arabia Saudita y Qatar, tienen la misma meta; formar un califato islámico global.

Hizb Al-Tahrir también tiene cierta presencia en Polonia y Ucrania, y son muy activos en Australia y EEUU, donde han celebrado varias asambleas, y conferencias de numeroso auditorio. Está creciendo en todo el mundo y ha demostrado su capacidad de mantener su ideología y metodología de manera constante. Por ello, es un peligro y una amenaza para todo el Occidente, hay que frenarlo y reducir su influencia.

Raad Salam Naaman
Cristiano católico caldeo de origen irakí.

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