29/7/15

Ruta Extraterrestre Área Norte

Embalse de El Atazar, un itinerario que recorre los principales puntos de avistamientos en la Comunidad de Madrid (España).

Cuando Steven Spielberg ideó en la década de los 70 «Encuentros en la tercera fase» (1977), seguramente no conociera este lugar de la Sierra Norte de Madrid, pero bien podría haber sido el escenario del film.
El tridimensional espacio no es otro que el embalse de El Atazar, elevado como el más grande de la Comunidad y, en paralelo, también como uno de los principales puntos de avistamientos de OVNIS de la región.

Su área de actividad más potente en ese sentido data de la misma década en la que se estrenó la obra de Spielberg y los años siguientes, al menos hasta finales de los 80. Al respecto, hay decenas de testimonios que dicen haber visto diferentes objetos voladores en la zona, alargados y luminosos, con una velocidad y una agilidad inusual que les permitía sumergirse en el embalse una y otra vez y emerger hasta perderse en el cielo.
Un grupo de jóvenes excursionistas así lo declaran, con la consiguiente confirmación de otros visitantes, igualmente seguros de haber vivido un contacto con vida exterior.

La relación de El Atazar con el fenómeno de la Ufología se sostiene en tales testimonios, repetidos en los mismos términos hasta la fecha, pero también en la inclusión del lugar en la denominada como Ruta extraterrestre Área Norte. Se trata de un itinerario por las diferentes zonas de avistamientos de la región, en los que se incluyen además otros municipios como Pedrezuela, El Berrueco, La Cabrera, La Pedriza o El Vellón, entre otros.


COMO LLEGAR

25/7/15

Santiago el Mayor

El comienzo de la Hispanidad

La tradición asegura que el Apóstol Santiago llegó a España desembarcando en el barrio de Santa Lucía en Cartagena.
Concha bendita que guarda las primeras pisadas del Hijo del Trueno en las tierras hispánicas y el eco de la voz inicial que enalteció, por vez primera, el nombre sacrosanto de Jesús en los aires de España.”

Cartagena fue sin duda alguna, el lugar donde comenzó la evangelización de los pueblos hispánicos. Era por entonces Carthago Nova, Colonia Romana (Colonia Victrix Julia Nova Carthago), Convento Jurídico, es decir, Audiencia Civil y Criminal, residencia de Cónsules, Pretores, sacerdotes y altos dignatarios civiles y militares, además gozaba del privilegio de acuñar moneda. Sostenía relaciones comerciales con las metrópolis, colonias romanas y naciones de su época. El itinerario Joppe o Jaffa a Carthago Nova de fenicios, hebreos, griegos y romanos, señala con luz diáfana este punto nebuloso de la historia.
La ensenada del puerto de Cartagena situada al Este, que hoy se llama puerto de Santiago, correspondiente al popular barrio de Santa Lucía, es la playa donde desembarcaban los pasajeros y comerciantes procedentes de Oriente, cuando venían a llevarse la plata que se recogía de las muy ricas y antiquísimas minas cartageneras.
Tal era la importancia de estas minas que Polibio recuerda al hablar de la guerra del año 209 a.C. al personaje Aletes, a quien por atribuirle el descubrimiento de éstas, los paganos llegaron a rendirle honores divinos.

La Unión y Mazarrón eran riquísimos filones argentíferos que enriquecían la plaza comercial de Carthago Nova, por eso su caída en poder de Roma fue para los Cartagineses de África un golpe mortal.
Silvio Itálico dice que en ellas trabajaban unos 40.000 hombres. (Historia de España, Menéndez Pidal, tomo II. Madrid, 1935).
En la cúspide del monte llamado actualmente Cabezo de los Moros, donde existe una fortaleza llamada “Castillo de los Moros”, estaba emplazado el templo de Mercurio, Dios del Comercio, según la costumbre pagana de colocar sus dioses en los sitios más próximos a los lugares hacia los cuales habrían de extender su protección.
Era además, Santa Lucía, en la época romana, barrio de recreo de los acaudalados romanos, donde tenían sus quintas veraniegas, plaza de comercio y paraje de gentes mercenarias que trasladaban sobre sus hombros a los viajeros para que pudieran entrar a pie enjuto en la Ciudad, ya que las embarcaciones, aun pequeñas, tenían que quedar a varios metros de la costa para no embarrancar en las arenas.
Su importancia quedó evidentemente demostrada por los numerosos hallazgos de monumentos romanos encontrados en distintas excavaciones practicadas durante el siglo XVIII. Restos de magníficos edificios, casas de baños, conducciones de aguas, estatuas, lápidas, monedas, cerámica variada, columnas y basas, monumentos, algunos de los cuales se han perdido.
En la fachada de la torre parroquial hay una lapida romana con la siguiente inscripción: «Clodia C. F. Macaria. Salve».

La situación estratégica y topográfica de Mastia y su magnífico puerto en medio de la costa mediterránea, desde donde se podía vigilar fácilmente España y África hicieron a Asdrúbal ocuparla dándole el nombre de Qart Hadasht, Ciudad Nueva, que romanizado después pasó a ser Carthago Nova y quedó constituida capital de la España Púnica. El mismo pensamiento animó a los romanos contra sus eternos rivales los cartagineses para apoderarse de Cartagena.
Sabía Publio Cornelio Escipión que el secreto de la fuerza de los cartagineses africanos en Hispania estaba en Carthago Nova y enterado de sus riquezas, de su situación, como plaza fuerte, y de lo abrigado de su puerto, se lanzó contra ella con un ejército de 25.000 hombres, conquistándola en espacio de dos días (210 a.C.).
«Capta Carthago, capta Hispania» (conquistada Cartago Nova está conquistada España), decía Escipión.

Doscientos cuarenta y seis años después resonaba prácticamente en los oídos del Apóstol Santiago esta táctica del general romano y desde Joppe arribó a Cartagena pasando antes por Sicilia y Cerdeña.
Nadie hubiese dudado de la veracidad histórica de esta antiquísima tradición, que se remonta al siglo VII con San Isidoro, hijo de Cartagena, si los falsos cronicones no hubiesen hecho, con sus audaces mentiras, poner en duda los fundamentos más ciertos de todas las tradiciones hispánicas que tocaron sus plumas.

La venerable Madre María de Jesús de Agreda, seráfica escritora, nacida en 2 de abril de 1602 y contemporánea de Felipe IV, asegura que el desembarco de Santiago se hizo por Cartagena. En su Mística Ciudad de Dios, folio 312, dice que la Santísima Virgen le reveló que Santiago desembarcó en el puerto de Cartagena, donde dio principio a su apostólica predicación.
«Santiago estaba más lejos porque fue el primero que salió de Jerusalén a predicar y habiendo predicado algunos días en Judea vino a España. Para esta Jornada se embarcó en el puerto de Joppe. Fue esto en el año treinta y cinco del Señor, ocho meses después de martirio de San Esteban y cinco años antes de la conversión de San Pablo. De Joppe vino Jacobo a Cerdeña y, sin detenerse en aquella isla, llegó con brevedad a España y desembarcó en el puerto de Cartagena. Gobernado por el Espíritu Santo, tomó el camino de la ciudad de Accitana (Guadix) y de allí partió para Granada, donde conoció que la mies era copiosa para padecer trabajos por su Maestro...».

LOS CAMINOS DE SANTIAGO

24/7/15

Córdoba Romana

El río Guadalquivir era navegable desde Hispalis (Sevilla) hasta Castulo (Linares), con Corduba como centro neurálgico.

Si Córdoba existe como ciudad es por su importancia estratégica en la Antigüedad, ya que junto al actual Puente Romano se encontraban los dos únicos vados flanqueables del cauce en muchos kilómetros a la redonda, con lo que se consideraban el nexo de unión entre dos mundos, entre el Norte y el Sur de la Península, y, al mismo tiempo, la principal vía de comunicación que permitía dar salida a todos los productos del interior hacia el mar y viceversa.
Ésa fue la razón de que esta ciudad-puente, como las suelen denominar los geógrafos, tuviera en época romana uno de los principales puertos fluviales de Hispania y que el tránsito de barcos entre Hispalis (Sevilla) y Corduba (Córdoba) fuera fluido y abundante, llegando, incluso, a llegar su navegabilidad mediante determinados tipos de barcos hasta Castulo, la actual Linares.

«El río grande, el Guadalquivir, era la principal autopista de la época, una vía de comunicación de primera tanto para dar salida a las riquezas del interior, especialmente la plata de Sierra Morena, que pagó la conquista romana, y otros metales, como para dar entrada a tropas, impedimenta (equipamiento militar) o productos de lujo que llegaban a la Península desde el Mediterráneo a través del puerto de Sevilla», explica el profesor Desiderio Vaquerizo, coordinador del Grupo Sísifo del Área de Arqueología de la Universidad de Córdoba (UCO).
No en balde, el Guadalquivir fue clave en el comercio de aceite con Roma durante los siglos I y II después de Cristo, ya que todas las grandes fincas productoras en el triángulo comprendido entre Sevilla, Córdoba y Écija tenian sus hornos y embarcaderos a orillas del Betis y directamente trasladaban el aceite desde los odres a las ánforas y luego los embarcaban para su salida al Mediterráneo y, desde el puerto de Sevilla, en barcos más grandes hacia la entonces capital del mundo conocido, Roma. «Ese comercio fue tan extremadamente importante y potente, que es la base del poder económico de las elites de la Bética durante siglos». De hecho, el romano monte Testaccio se confeccionó a base de restos de ánforas que en su 80% procedían de esta región de Hispania.

Un puerto de primer orden e internacional.
Así, el puerto cordobés en época romana era de primer orden, probablemente estuvo ubicado donde ahora se encuentra el Alcázar. Y aunque se desconoce la fisonomía de sus infraestructuras, sí se sabe que era de piedra con edificios y almacenes también en madera, pero la acción de los árabes lo modificó por completo. Se accedía hasta él por la puerta del Puente Romano, que por los cimientos encontrados se sabe que era tripartita, y justo antes existía una gran plaza pública, aunque no se tiene certeza de que fuera el foro portuario, que existía y bullía de vida.
«En la zona del Alcázar han aparecido una serie de inscripciones con advocaciones de dioses orientales, sirios y de otros lugares del Mare Nostrum que indican un poco que se trata de un punto de contacto internacional», comenta el profesor.

El comercio que llegaba a Corduba procedía del mar entrando por Hispalis, que prácticamente era puerto marítimo, ya que la desembocadura del Guadalquivir en esa época bien podía estar en el Aljarafe. Hasta allí el cauce admitía barcos de cierto calado, pero para llegar hasta Corduba se usaban barcazas en un número abundante por su tamaño. Para ello se solía utilizar un canal central que se formaba con drenaje periódico y, de hecho, se conoce el nombre de uno de los Procurator ad ripam Baetis (encargado de mantener la navegabilidad del Guadalquivir), Iulius Posesor, cuyo trabajo debía de consistir en eso precisamente.

La navegabilidad del Guadalquivir traspasa la época romana y se mantiene con los visigodos, ya que la ciudad fue cuna de reyes godos, e incluso llega hasta la época árabe, pero se pierde con el paso del tiempo hasta que fue residual y desapareció. Se supone que la decadencia romana de la ciudad, allá por el siglo III, en favor de Sevilla tiene que ver con el cambio de importancia geoestratégica que dejó el puerto en un segundo plano a la sombra de el de Hispalis.

Hasta la primera mitad del siglo XVI no hubo un intento serio de recuperar la navegabilidad del Guadalquivir por parte del cordobés Fernán Pérez de Oliva, pero no obtuvo éxito, aunque en 1.524 escribió el libro «Razonamiento sobre la navegación del río Guadalquivir», donde recoge su propuesta para hacerlo navegable hasta Córdoba.

Uno de los últimos intentos por hacer que los barcos volvieran a cruzar su superficie fue el proyecto ideado por el fundador de la empresa Mengemor en 1.904, Carlos Mendoza, que ideó un sistema de 11 presas escalonadas, como las de Posadas o Palma del Río, a fin de que los embalses creados asegurasen un calado mínimo de dos metros para permitir la navegación actuando a modo de láminas
 

22/7/15

El declive Maya

Los antiguos mayas, que fueron una de las civilizaciones más importantes del continente americano, ocuparon gran parte de la región conocida como Mesoamérica, en los territorios que actualmente ocupan los países de Honduras, Guatemala, El Salvador, Belice y cinco estados del sureste de México, como son Yucatán, Tabasco, Quintana Roo, Chiapas y Campeche.
 
Durante cientos de años, los mayas construyeron una avanzada cultura que comenzó a decaer en el siglo IX, cuando muchas de sus ciudades comienzan a ser abandonas.
Pero ¿por qué se produjo su ocaso?. Según Scientific Reports, en el maravilloso Gran Agujero Azul, una conocida cueva submarina de Belice, que es visitada por miles de turistas y buceadores, un grupo de científicos refuerza la hipótesis de Rice Andre Droxler que dice que la sequía es la causante de la desaparición de la civilización de los antiguos mayas.
Este equipo de investigadores ha realizado una serie de perforaciones en el núcleo de la dolina del Agujero Azul y en una laguna situada en las cercanías. Han descubierto que la proporción de titanio y aluminio sufrió un cambio entre los siglos IX y X, el período en el que los pueblos mayas de la península de Yucatán entraron en declive.

La presencia de una mayor proporción de titanio les lleva a la conclusión de que las lluvias más abundantes afectaron a esta región porque la escorrentía arrastró restos de las rocas volcánicas de la zona, muy ricas en este elemento.
La cuestión es que desde el año 800 hasta el 1000 d.C., aproximadamente, la cantidad de titanio y aluminio que se detecta es inferior, por lo que se supone que las precipitaciones eran mucho más escasas.

Según Droxler, "cuando tienes grandes sequías comienzan las hambrunas y los disturbios", y con ese nuevo escenario, se generó una situación que pudo desembocar en el colapso del mundo maya.
 
Esta idea de la sequía no es ninguna novedad, ya se especulaba con esta hipótesis desde hace algún tiempo, pero los nuevos resultados obtenidos por Droxler y sus compañeros refuerzan otros estudios realizados. Es el caso de una investigación que se llevó a cabo en 2012, en la que se analizaron unas muestras de estalagmitas, de unos 2000 años de antigüedad, y se demostró que la sequía afectó a toda la región en la segunda mitad del milenio I d.C.
El arqueólogo ambiental Douglas Kennett expuso, en un artículo de Live Science hace un par de años, que "el principal hallazgo fue que una prolongada sequía contribuyó al hundimiento de la civilización maya clásica".

15/7/15

Teotihuacan (México)

En su esplendor, Teotihuacan poseía una población y unas infraestructuras urbanas de tal magnitud, que no tuvo igual hasta el surgimiento de Tenochtitlan.
 
En sus inicios, en la fase Patlachique (150-1 a.C.), Teotihuacan fue una aldea de grandes dimensiones, con cerca de 10.000 habitantes. Para finales de esa fase cubría unos 7 kms. cuadrados y contaba con cerca de 30.000 habitantes.
Durante la fase Tzacualli (1- 150 d.C.), Teotihuacan llegó a cubrir un área de 20 kms cuadrados y a albergar una población superior a los 60.000 habitantes. Un factor importante en esta inusitada explosión demográfica pudo haber sido el traslado de la mayoría de la población de la Cuenca de México a la que, en adelante, prácticamente sería la única gran ciudad de la región. Es en esta época que se construyen las pirámides del Sol y de la Luna.
 
En las fases posteriores, si bien el área ocupada no varió mucho, existió un crecimiento constante de la población, aunque de menor intensidad que en las primeras épocas.
En la fase Miccaotli (150-225 d.C.), la población llega a los 85.000 habitantes y la ciudad vive un periodo de esplendor, en estos años se construyen la Calle de los Muertos y la Pirámide de la Serpiente Emplumada.
Durante la fase Tlamimilolpa (225-50 d.C.), el número de habitantes ronda los 90.000 y la ciudad albergaba ya el complejo arquitectónico más significativo y de mayores dimensiones de toda Mesoamérica. A lo largo de la Calle de los Muertos, uno de los ejes sobre los que se dispuso la cuidadosa planificación de la ciudad, se encontraban edificios como las pirámides del Sol y de la Luna y la Ciudadela.
Para la fase Xolalpan (350-550 d.C.), la ciudad había alcanzado su apogeo, y su prestigio y poder se manifestaban por prácticamente toda Mesoamérica. En ese entonces llegó a albergar a más de 125.000 pobladores, que se distribuían en cerca de 2.000 conjuntos habitacionales.
Posteriormente, la población declinó paulatinamente y en la fase Metepec (550- 650 d.C.) su esplendor llegó a su fin, tal vez a consecuencia de revueltas internas, los templos y las residencias de la élite del centro-cívico ceremonial fueron quemados.

Esta publicación es un fragmento del artículo “Teotihuacan, ayer y hoy”, de los autores María del Carmen Solanes y Enrique Vela, y se publicó íntegramente en la edición especial de Arqueología Mexicana, núm. 28, titulada Teotihuacan. Guía visual.
Fuente:http://raices.com.mx/tienda/revistas-teotihuacan-ES028

14/7/15

Los Chinos descubrieron América

John Ruskamp, el investigador de Illinois doctorado en Educación que en 2012 afirmó haber encontrado una serie de inscripciones con carácter asiático en Estados Unidos, pudiendo desvelar que los chinos pisaron aquella región antes que los marinos de las conocidas carabelas, ahora afirma haber descifrado nuevas inscripciones que corroboran su teoría.
Así lo explica en su versión digital el diario «Epoch Times», donde se señala que Ruskamp ha encontrado marcas en el Monumento Nacional de la ciudad de Albuquerque, en Nuevo México. Tras realizar una investigación previa de los petroglifos, afirma que fueron realizados 2.800 años antes de la llegada de Colón, aproximadamente en el año 1.300 a.C., por exploradores chinos.
«Los resultados son claros e indican que los antiguos chinos estaban explorando e interactuando con los pueblos nativos de América hace más de 2.500 años. Los hallazgos indican además que hicieron más de una expedición».

Ruskamp no es el primero en afirmar que los chinos llegaron a América durante aquella época, anteriormente la teoría ya había sido expuesta por Gavin Menzies, quien mantenía que una flota de buques de ese país viajó hasta el Nuevo Mundo en 1421, 70 años antes de la expedición de la Pinta, la Niña y la Santa María.

No obstante, Ruskamp es partidario (desde que escribió su libro) de que ambas civilizaciones se conocieron hace muchísimo más tiempo. Para ello, se basa en el hallazgo de hasta 84 pictogramas que ha encontrado en Estados Unidos (en Nuevo México, California, Oklahoma, Utah, Arizona y Nevada). Todos ellos, símbolos asiáticos milenarios. Según afirma, a lo largo de estos años, todos ellos han sido analizados por expertos en escritura china y se han tratado de traducir. En este último caso, de hecho, Ruskamp dice haber hallado un tipo de letra que fue utilizado por los chinos al final de la dinastía Shang (s. XVIII-XI a.C.).
 
«Aunque solo la mitad de los símbolos que se encuentran en la gran roca de Albuquerque, Nuevo México, se han identificado como escritura china, el mensaje hace referencia a que un hombre rindió honores a un ser superior con un sacrificio de un perro». En este sentido, el investigador afirma que tanto la sintaxis como la forma de las letras es similar a la que fue utilizada para documentar antiguos rituales de las dinastías Shang y Zhou. «Los sacrificios de perros eran muy habituales en la segunda parte del segundo milenio antes de Cristo».

Desde que desveló sus teorías hace varios años, Ruskamp ha sido criticado por no pocos científicos que acusan su trabajo de superficial y falto de evidencias. No obstante, sus hallazgos han sido apoyados por expertos como Dennis Stanford (del Smithsonian Institution) y David Keightley, un experto en la civilización china del Neolítico de la Universidad de California.
Fuente: abc.es

El descubrimiento de América por Zheng He, lo defiene Gavin Menzies en su libro: “1.421 - El año en que China descubrió el mundo”
http://constelaciones-estrella.blogspot.com.es/2012/01/el-mapamundi-chino.html

8/7/15

Yacimiento de Los Nietos (Cartagena)

El yacimiento ibérico de Los Nietos en el litoral de la Región de Murcia, se localiza en el término municipal de Cartagena, en la pedanía de Los Nietos, sobre la Loma del Escorial situada a unos 100 metros al Oeste de la carretera de los Belones a Los Nietos, en la finca Las Mateas, propiedad de Vicente Madrid Celdrán.
Es una necrópolis de enorme importancia, no sólo por los magníficos materiales cerámicos y metálicos hallados durante la excavación, también porque es el único poblado y necrópolis ibérica hallada junto a la costa murciana (frente al Mar Menor).

La cultura ibérica prefiere, por norma general, los lugares elevados que facilitan el encastillamiento y por tanto, la protección de las viviendas. Cuando las defensas naturales del lugar no bastaban para garantizar la seguridad, recurrían a la construcción de murallas de mampostería que en ocasiones superaron los tres metros de altura. Cuando se han documentado yacimientos ibéricos en llano, ha sido siempre en el interior de la región y en las proximidades de un gran poblado nuclear, más importante, encaramado en la cumbre de algún cerro próximo. Por eso sorprende encontrarse un yacimiento de este tipo tan próximo a la costa y carente prácticamente de defensas. Aunque aprovecharon un pequeño cerro y levantaron una muralla, eran protecciones débiles que no aseguraban la protección frente a un ataque exterior.

Las excavaciones que se han realizado en el poblado ibérico de Los Nietos permitieron la definición de los límites de la necrópolis asociada al hábitat y la exhumación de más de 200 tumbas de incineración, lo que la convierte en una de las más importantes en cuanto a tumbas excavadas de la Región de Murcia. La necrópolis se caracteriza por la dispersión de las sepulturas, muy alejadas unas de otras en comparación con otras necrópolis de la Región, como El Cigarralejo (Mula) o la Necrópolis del Poblado y de la Senda de Coimbra del Barranco Ancho (Jumilla), donde la concentración de tumbas es mucho mayor, llegándose a documentar en ocasiones hasta más de 8 superposiciones de enterramientos. Al contrario de lo que sucede en los poblados citados, construidos en laderas o cimas de cerros donde el espacio es más limitado, en Los Nietos no parece haber ese problema, ya que disponían de una enorme superficie de terreno para levantar su necrópolis.

Como en otras necrópolis, no hay uniformidad en los tipos de enterramiento, si exceptuamos que son incineraciones. Hay tumbas con empedrados tubulares, otras tumbas con un túmulo de piedras delimitadas con losas de adobe rojo, fosas simples sin ningún tipo de cubierta (únicamente barro endurecido) o fosas con urnas cinerarias. El fondo del nicho, en general, se adapta a la roca base. La orientación de las sepulturas es de Sur a Norte en la mayoría, con pequeñas variaciones de Suroeste a Noroeste. Los ajuares son pobres en general. Tan sólo algunas tumbas poseen un ajuar funerario completo con cerámicas ibéricas y áticas, objetos de bronce y armas de hierro.
 
Tras las excavaciones en Los Nietos y el estudio de los materiales encontrados en los ajuares de sus tumbas se ha podido establecer la cronología del yacimiento; la primera fase del hábitat data de finales del siglo V a.C. y su uso se prolonga hasta comienzos del siglo II a.C., período convulso que sigue al fin de la Segunda Guerra Púnica y durante el cual se inicia la dominación romana.
En este largo período de tiempo, más de 300 años, se distinguen dos momentos de ocupación: uno que se inicia a finales del siglo V y que perdura hasta mediados del siglo IV a.C., que corresponde al momento de mayor auge del poblado; y un segundo que concluye con el abandono del hábitat en los comienzos del siglo II a.C.
La ubicación costera del yacimiento y su proximidad a la sierra minera de La Unión le confiere un carácter comercial, abierto al contacto de agentes comerciales. Su fecha de abandono debe relacionarse con el afianzamiento del control romano de la zona.

En 1992 se halló la muralla y una de las puertas de acceso al poblado, lo que confirma que los límites del poblado coinciden con los de la pequeña colina en la que se inserta. Se cree que la muralla fue levantada hacia finales del siglo IV o principios del siglo III a.C. sobre los restos de otra anterior, fechable en los primeros años del siglo IV a.C. También se ha constatado de la existencia de dos grandes torreones y de estructuras arqueológicas exteriores a la muralla.

6/7/15

Yacimiento El Cigarralejo (Murcia)

RUTA IBÉRICA
El yacimiento ibérico de El Cigarralejo, formado por poblado, santuario y necrópolis, se encuentra en Mula (Murcia). Fue descubierto por Emeterio Cuadrado en 1946, y excavado entre 1947 y 1988. Primitivamente, la ladera de asiento del yacimiento tenía una pendiente que se iba suavizando hasta llegar al cantil sobre el río Mula, este terreno fue en época reciente abancalado en tres escalones horizontales para practicar labores agrícolas.
El santuario se situó en el Noreste de la cadena montañosa que cruza la zona, en cuya parte alta hubo una fortaleza romana y luego se construyó un castillo en el siglo XVI. Entre el santuario y la llamada “Piedra Plomera” se encuentra un collado, a ambos lados del cual, protegido por el río y la citada elevación, está el poblado, de límites bastante bien definidos, pero aún sin excavar. Al otro lado del río, en su margen izquierda, se conserva un tramo de una calzada romana que quizás conducía hacia Archena. Cerca del río hay restos de antiguas conducciones de agua que se dirigían hacia un área de fértiles vegas.
El santuario dominaba el poblado y la necrópolis desde su altozano. En él, el empedrado de un pequeño patio cubría los restos de un muro y una “favissa” que contenía muchos exvotos, constituidos casi en su totalidad por figurillas pétreas de caballos. El santuario, de carácter protourbano pero segregado estudiadamente del “oppidum”, estaría al servicio del mismo, albergando el culto a su divinidad protectora, que pudo ser una diosa protectora de los animales muy importantes en la dinámica socioeconómica ibérica. La cronología del santuario abarca desde el siglo IV al siglo II a.C., sobre su emplazamiento se edificó luego una villa romana.

La necrópolis de El Cigarralejo es una de las mejor conocidas del ámbito cultural ibérico. La superficie de la necrópolis es de unos 1.940 m2, de los que se han excavado algo más de 1.110, con un resultado de 550 enterramientos de incineración. Los enterramientos se reparten en una media de cuatro niveles, aunque la densidad de la necrópolis llega hasta ocho superposiciones que en el tiempo cubren desde los últimos años del siglo V hasta mediados del siglo I a.C. Una gran mayoría de las sepulturas exhumadas es del siglo IV a.C., quizás en parte por las alteraciones producidas en los niveles más tardíos por la agricultura. Durante dicho siglo las tumbas se cubrían con empedrados tumulares, los cuales podían ser de numerosos tipos. Predominan los empedrados tumulares de planta cuadrada o rectangular, cuyas dimensiones oscilan entre 1 y 3 metros de lado con un espesor de la capa de piedra de 10 a 30 centímetros. Otras variantes presentan uno o varios escalones, cubos de piedra, estructura de adobes... Dentro de las cubiertas de empedrado tumular destacan las de las llamadas tumbas principescas 200 y 277, cuyo módulo ronda los 7 metros de lado y cuyos ajuares están entre los más ricos de la necrópolis.
En general, el ajuar se depositaba en el interior de una pequeña fosa o nicho, la cual puede ser de distintas clases, predominando la circular y la rectangular. El hecho de que los ajuares del siglo IV a.C. aparezcan normalmente bastante fragmentados apunta hacia su posible destrucción intencionada. El ajuar podía colocarse en el interior de la urna o bien directamente en la fosa cineraria.
Desde el siglo III a.C., a la vez que iban desapareciendo los encachados tumulares de piedra, se produjeron cambios en el rito funerario. Casi la mitad de los enterramientos de la necrópolis tenía urna cineraria, normalmente colocada en posición vertical.
 
La necrópolis aportó numerosos fragmentos escultóricos pétreos, muchos de los cuales se reutilizaron como simples piedras en los empedrados tumulares. Separada del poblado por el río Mula se encuentra la posible cantera de la que se obtendría la piedra arenisca necesaria para las esculturas y las estructuras arquitectónicas y tumulares.
Las cerámicas de los ajuares son principalmente ibéricas finas, áticas, de barniz rojo y en menor medida ollas toscas de cocina. Estos vasos eran rotos intencionadamente en los rituales del siglo IV a.C., mientras que en época posterior se impuso la tendencia de respetar su integridad. En el rito destructivo, parte de los fragmentos cerámicos se arrojaba a la pira ardiente, metiéndolos luego, con otros fragmentos no quemados, en la urna o fosa. Alrededor de la tumba o de la pira se celebrarían banquetes funerarios, según parece indicar la dispersión de cerámicas por toda la necrópolis. Determinados objetos de adorno aparecen tanto en tumbas masculinas como femeninas, apreciándose en estas últimas la presencia de fusayolas y placas de hueso decoradas con círculos concéntricos. Los restos carbonizados de madera han permitido identificar varios objetos, como pomos, patas de muebles, cucharillas y piezas para tejer los bordes de las telas.
Los niños de corta edad no eran incinerados, sino inhumados en una urnita cerámica depositada en un hueco entre dos tumbas, a veces con la compañía de objetos propios de adultos.

En época avanzada aparecieron en los ajuares nuevos tipos cerámicos, como piezas ibéricas con decoración vegetal y figurada, campanienses, ungüentarios fusiformes y piezas romanas de paredes finas. Una apreciación de tipo espiritual es el sumo respeto que se tuvo a las tumbas precedentes a la hora de situar las nuevas en niveles superiores, si bien la destrucción de las antiguas esculturas funerarias parece ser una excepción con respecto a dicho comportamiento piadoso. Hay también tumbas vacías posiblemente dedicadas a aquellos cuyo cuerpo no se pudo recuperar.

2/7/15

Yacimiento Cástulo (Jaén)

Los arqueólogos que trabajan en el yacimiento arqueológico de Cástulo de Linares (Jaén) han hallado un Erote, Dios alado griego del amor, grabado en un cristal de roca que mide 16 milímetros y fechado en el siglo I. Pese a ser una pieza muy pequeña, podemos apreciar grabado un dios alado del amor que intenta alcanzar con su vara la parte superior de un árbol y junto a él se apoyan unas escaleras en las ramas.

El programa de trabajo "Cástulo: Puerto de Encuentros" se está desarrollando durante los meses de junio y julio y participan 40 arqueólogos de España, Estados Unidos y Bélgica. El hallazgo se ha producido en el área 4 denominada Torre Púnica en la que se intenta conocer la planta y la secuencia de la singular arquitectura que guarda un estrecho paralelismo con las fortificaciones del propio Cartago.
El hallazgo lo han hecho técnicos de la Universidad Complutense de Madrid que han certificado la recuperación de esta torre en época alto-imperial como edificio religioso tal y como muestra el ara ceremonial aún conservada en su posición original o un vaso de ofrendas.

En el área 1 donde se sitúa el edificio público alto-imperial y la judería, se trabaja en la conexión de dos calles adyacentes al edificio monumental, así como en el acabado de la cloaca de la calle principal para mejorar las posibilidades de su presentación pública. "Los materiales que contienen los últimos lodos depositados nos datarán en qué momento la ciudad abandonó el mantenimiento del saneamiento público y podremos precisar el tiempo de la crisis urbana de los siglos II y III, tal y como perseguía uno de los objetivos iniciales del proyecto Forvm MMX", ha resaltado Yolanda Caballero.
En cuanto al área 2 donde se encuentra el Edificio Cristiano, las labores se han centrado en la conexión de esta arquitectura con otros ámbitos excavados en años anteriores. Estos trabajos han permitido, según ha indicado la responsable de Cultura, que aparezcan junto al edificio religioso otras edificaciones adyacentes que indican la existencia de una comunidad de vida en los siglos IV y V.
En el área 3 trabaja el equipo de la Universidad de Chapman (California, EEUU), que lidera Justin St. Paul Walsh junto con dos arqueólogos nacionales. Los trabajos se centran en la delimitación de una casa del siglo III a. C con el objetivo de conocer como se modificaron a través del tiempo los circuitos comerciales que unieron Cástulo con Roma e Italia Meridional y el norte de África. "Se trata de un trabajo que se desarrolla en un área de 900 m2 en la que han aparecido monedas de Adriano y su esposa, Sabina, sin apenas desgaste, junto a monedas de Gordiano que acuña un siglo después".
Por último, se han iniciado los trabajos en el área 5 “Necrópolis de Puerta Argentaria” en la que se recuperan dos nuevas tumbas dejadas al descubierto por una escorrentía que datan del siglo I y, por sus características, corresponden a personas con un nivel medio de riqueza.

El yacimiento de Cástulo (Linares) está arrojando en los últimos años numerosos hallazgos de gran importancia.
En junio de 2012, las excavaciones en el foro romano sacó a la luz el “Mosaico de los Amores”, de comienzos o mediados del siglo II en perfecto estado de conservación gracias en parte a una capa de ceniza que lo cubría y con un vivo colorido.
En noviembre de 2013 apareció un fiero león clavando su zarpa en el cuerpo moribundo del siglos II o I a.C. y con una longitud de 1,20 metros de largo.
En 2014 los arqueólogos encontraron una patena de vidrio del siglo IV con una de las imágenes de Cristo más antiguas que se conocen.


+ INFO
FORVM MMX. Yacimiento arqueológico de Cástulo.