10/9/14

Orígenes de los Vascos

Ningún investigador cree hoy en el supuesto origen misterioso de la lengua y etnia vasca. Todas las crónicas de la historia demuestran que aquellos hombres a quienes los celtas pusieron el nombre de vascones (barscunes) que en lengua celta significa los de las cumbres o monterizos (de 'bars': cumbre, Proto-Indo-Europeo *wers- y 'cun' : cuna, estirpe) y a quienes los romanos describieron como “guerreros salvajes de razas varias” y “de lengua y costumbres diferentes en todo a los pueblos celtas de la zona”, no eran pobladores autóctonos del territorio que hoy se denomina 'Pais Vasco', sino que entraron en España con las invasiones púnicas que abandonaron a Anibal Barca (219 aC) cuando al atravesar los Pirineos conocieron que los llevaban a luchar contra Roma.
Se tiene por admitido que la mención más antigua de los vascos aparece con el nombre de Vacceos en el fragmento 91 de Livio que narra las campañas del 76 de las guerras Sertorianas, según Schulten, que sostiene que Calagurris era ciudad vascona lo que afirma contradiciendo a Livio y a Plutarco que la atribuye a los vacceos, sin embargo esta ciudad estaba adherida al partido de Sertorio y los vascos no aparecen mencionados en esta guerra sertoriana, ni en las sublevaciones de los pueblos del Ebro (Borja, Cascante, Cortes) próximas a Calagurris, donde si son mencionados los ataques que sufrieron estas ciudades de los púnicos o cartagineses que, sometidas al control púnico aparen como "aliadas" de los cartagineses y enemigas de Roma, como ocurrió primero con la Calagurris de los Berones, después la Jaca de los Iacetanos y finalmente los territorios de los Suessetanos, todas ellas, sitiadas y asaltadas por Anibal (Tito Livio según M.Pedro de Medina). El primer caso fué el de los jacetanos, que dejaron de ser mencionados como pueblo, en el período entre Catón y Graco (184 aC) en las zonas donde luego se sitúa a los vascones.

La crónica poética de Silio Italico del año Año 68 dC cita siempre a los vascos como parte de las tropas púnicas de Anibal junto a otras gentes de la Baetica y Baleares. En Punica. IX.227-234 cita a los Cantabros combatiendo frente al ejercito cartagines de Magon formado por Vascos, lanzaderos Baleares y Baeticos: "At parte in dextra, sinuat qua flexibus undam Aufidus et curvo circum errat gurgite ripas, Mago regit. Subiere leves quos horrida misit Pyrene, populi varioque auxere tumultu flumineum latus: effulget caetrata iuventus: Cantaber ante alios nec tectus tempora Vasco ac torto miscens Baliaris proelia plumbo Baetigenaeque viri."

A finales del Siglo I aC, los poenos o fenicios ya se habían extendido en agrupaciones mas o menos numerosas por toda el área cantábrica, haciendo continuas correrías sobre sus poblaciones, desde sus refugios de montaña, provocando las llamadas Guerras Cántabras, última fase de la guerra contra estas invasiones orientales en Europa, que en Hispania comenzaron el año 29 aC. durante el reinado de Augusto y concluyeron el 19 aC. en las regiones de los Galaicos, Astures y Cántabros.
Las fuentes clásicas que se refieren a estas guerras proceden de Floro, Dion Casio y Orosio, que toman los hechos del historiador Tito Livio coetáneo de las guerras. Dion Casio habla de estas guerras en el libro 53, (con alguna breve mención en el 54) en tanto que en el libro 56, ponderando la clemencia de Augusto, dá cuenta de los continuos saqueos perpetrados sobre tierras cántabras por el bandido vasco Corocotta al frente de su cuadrilla, por cuya captura se llegó a ofrecer una importante recompensa en tiempos del Emperador Augusto. La referencia que hace Dión Casio (56, 43, 3) de Corocotta es "tina lestés en Iberíai", esto es, "un tal Corocotta, ladrón en Iberia". El hecho de que las crónicas situaran las operaciones de saqueo de estas bandas en tierras cántabras, llevó a los historiadores posteriores a suponer cántabro al personaje, forjándose en torno a él una leyenda. Pero lo cierto es que las crónicas romanas nunca confundieron a los cántabros con los vascos y el nombre Corocotta es púnico procedente de la raíz kur que en lengua líbica (curucuta) denomina a la hiena; en vasco actual txa-kur, za-kur es perro; es nombre presente desde Etiopia hasta la India (Kurkuta, Kurkutta o Korkuta), tal como se expone en los estudios de Schuchardt y Schulten (Numantia) y Garcia Bellido (La Península Ibérica en los Comienzos de su Historia). El hecho de que el nombre del personaje fuera libio y que la hiena era un animal inexistente en España desde el Holoceno y existente únicamente en tierras africanas, donde era además un animal particularmente respetado (divinidad en Egipto), confirma la condición extranjera de este pueblo y por otro, dada la indiscutida Celticidad de los cántabros plenamente acreditada en su legado y descritos como celtas (Keltai, Celtae) por las crónicas griegas y romanas de todas las épocas, es evidente que la presencia de bandas líbicas como la de Curucutta en aquellas latitudes debía proceder sin duda de las tropas berberiscas procedentes de la descomposición de las invasiones púnicas dispersadas por la península ibérica, que esporádicamente siguieron atacando en bandadas las ciudades fortificadas celtíberas, o se hacían fuertes en su interior, tomando como rehenes a sus habitantes, como ocurrió con Numancia bajo el reinado de Retogenes Carausio (Recto y Cariñoso). Y a la inversa, prueba también de la procedencia líbica, púnica o berebere de los vascos, es el hecho de que carecen de palabras propias para designar conceptos tan característicos de las zonas que ocuparon como oso o haya, inexistentes en sus tierras de procedencia, y utilizan para denominar al oso el préstamo hispano del antíguo nombre celtíbero del oso: artkos (griego arktos, como artico forma adjetivada de oso) que pronuncian hartza, y para denominar al haya utilizan la antigua palabra española fago (gallego: faia, latin: fagus, griego: phegos, catalan: hagi, castellano antíguo: fago, castellano actual: haya).
El origen africano del bandido Corocotta lo refuerza Dión Casio (Dión Casio 56, 43, 3) que no describe a Corocotta como bandido hispano, según la traducción erronea más divulgada, sino como bandido “en Hispania” "tina lestés en Iberíai" (ladrón en Iberia), por tanto Corocotta no era “hispano”, sino que “actuaba”, robaba “en Hispania”, pero este bandolero que viene, asombrosamente, siendo considerado, como “un héroe de la resistencia cántabra contra Roma”, basándose probablemente en un comentario, bastante desaforado de Adolf Schulten, era en realidad africano, tal como también lo confirma el Testamentum Porcelli (350 d.C., que ya existía antes en el anecdotario literario romano), donde el cerdito Corocotta dice que deja al cocinero el almirez (mortero) y la mano (mazo) del mismo, “que me había traído conmigo desde Thebeste” que es ciudad próxima a Cartago, en el moderno Túnez. Además, existió otro Corocuta, un Tutilio(rum) ser(vus) en Hispania, en Emerita. CIL II 550 (Mérida) que era esclavo -ser(vus)- mientras que su madre Tutilia Alb[---] era libre en el momento de la inscripción, lo que refuerza el origen africano o al menos, no hispano del padre de la criatura y el diferente estatus del progenitor y el hijo de estas uniones (forzosas o voluntarias) de los púnicos con hispánicas, probable origen de nuestra tradición de ser el único país europeo en el que la mujer conserva sus apellidos después de casada. Ramírez Sadaba, indica que al nombre de la madre (Cecilia) le sigue uno de los muchos Albuia, Albura, Albicia, Albonia, de origen hispanocelta. Lo cierto es que el único paralelo real de Curucutta (AE 1996, 1708) es africano, comenzando por el propio nombre del híbrido de hiena, presente en la Cottia Biri/hut de Bordj M'Raou (CIL VIII, 16768). La confusión o identificación entre cántabros y vascos, estuvo en boga durante un tiempo, porque convenía y era necesaria para avalar el reivindicado autoctonismo de los vascos en lo que actualmente se denomina País Vasco.

Otro grupo del mismo origen étnico fueron los “macips” (esclavos) en Cataluña, que se autodenominaban bastaixos (del vasco bazter: separados, apartados), que aunque ya eran libres en el primer cuarto del siglo XIV y organizados en cofradías, las ''Usatges'' Catalanas les atribuían las obligaciones propias de los siervos, como acarrear sobre sus espaldas desde la cantera real de Montjuic las impresionantes rocas que después serían labradas a pié de obra de la catedral de Santa Maria del Mar de Barcelona. También eran traídos de Canarias como esclavos, en concreto está documentada la traída a España desde La Gomera de cientos de esclavos denominados "moros" por Ferrand de Peraza, hijo de Diego de Ferrara, tráfico que finalizó en 1477 por carta ejecutoria de los Reyes Católicos ante las protestas de la iglesia que ya los consideraba como "cristianos e libres, pues estavan en amparo de la Santa Madre Iglesia", como imploraba Fray Juan de Frías ante los reyes Isabel y Fernando, que denunció también la complicidad del Gobernador de Canarias Fernando Peraza en este tráfico indigno y, tras su muerte, de su viuda Doña Beatriz de Bobadilla que continuó con este tráfico a través de Alonso de Cota.

+ INFO:  Se confirma que la lengua vasca es una lengua africana.

1 comentario:

  1. ¡¡¡MUY INTERESANTE, GRACIAS!!! Ya conocía el origen bereber de los vascos , pero agradezco mucho el exhaustivo estudio que has compartido en tu blog.

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