6/5/13

la Marca Hispánica

Los condados en que se dividió la Marca Hispánica fueron los de Rosellón, Gerona, Ampurias, Besalú, Ausona, Urgel, Cerdaña, Barcelona y Pallars.

En todo ese territorio los árabes dominaron un máximo de ochenta años; en algunas de estas zonas, como la alta montaña pirenaica, parece que la presencia musulmana fue prácticamente nula y la sede episcopal de Urgel no sufrió interrupción alguna.

Durante su primer siglo de existencia la Marca Hispánica se va organizando según moldes romano-visigodos-francos. No todo fueron moldes francos. Ya Carlomagno había creado un régimen especial para la Septimania y la Marca Hispánica, llamado “Régimen Hispano”. Carlomagno respetó la legislación propia de la Septimania y de la Marca Hispánica, fundada en el “Forum Judicum” visigodo, basado a su vez en el derecho romano y en las costumbres.

Los primeros condes de la Marca Hispánica carecen de interés; y con escasos datos para confeccionar una cronología completa. El primero en adquirir cierta relevancia histórica es el conde de Barcelona Wifredo el Velloso (878-897) de origen visigodo, fue hijo del conde Sunifredo de Urgel. En 870, Wifredo había sido nombrado conde de Urgel-Cerdaña en sustitución del conde Salomón fallecido.

La gran extensión de los dominios de Wifredo, su personalidad, y el hecho de que Barcelona fuera la única ciudad importante de la Marca, y que su conde ostentara  el título de Marqués (Marchio), es decir, encargado de la defensa de la frontera, hizo que el Condado de Barcelona adquiriera una especial relevancia. Hizo progresar la reconquista con la toma de Ripoll y de los condados de Manresa, Osona y los campos de Tarragona. Reconquistó varias plazas de gran importancia estratégica, como Montserrat, construyó y fortificó castillos para organizar la defensa del territorio, repobló varias comarcas (Cardona, Osona) con hispanos regresados del otro lado de los Pirineos. En los territorios que gobernó lo hizo en nombre del rey franco, del cual fue vasallo.

La época de Wifredo coincide con la Capitular de Quercy y con el desmoronamiento del Imperio; con el inicio del feudalismo. Los señores feudales aprovecharon las circunstancias y se convirtieron en verdaderos reyezuelos, independizándose cada vez más de la lejana Corte Real. Fue este un hecho generalizado en todo el Imperio y no un hecho exclusivo del Condado de Barcelona. Estas circunstancias fueron aprovechadas por algunos condados para proclamarse efectivamente independientes, tales como baja Borgoña (Arles) en 877, la alta Borgoña (Dijon) en 888, Saboya en el siglo siguiente, etc. Pero los condados de la Marca Hispánica, incluido el de Barcelona, no se les ocurrió o no les interesó declararse independientes.

Wifredo fue el primer conde hereditario de Barcelona y, por lo tanto, el fundador de la dinastía condal barcelonesa. El hijo de Wifredo llamado Wifredo II, o también Borrell I, heredó los condados de Barcelona, Gerona y Ausona; otro hijo, Miró, los de Cerdeña, Besalú y Conflet; y un tercer hijo, Sunifredo, el de Urgel. Se iniciaba así la nefasta costumbre de la dinastía condal barcelonesa de división de posesiones.

En el condado de Barcelona sus primeros sucesores fueron, pues, Borrell I (898-912), Suniario o Sunyer (912-954), hermano del anterior; Miró I (954-966) y Borrell II (954-992) hijos ambos del anterior.
Probablemente el primer conde que intentó una autonomía real de la Marca Hispánica fue Borrell II, que trató de seguir los pasos de navarros y aragoneses nadando entre las aguas del califato y los restos del imperio; también como ellos trató de hacerse súbdito del Papa en lugar del rey.

Era Borrell II hombre ambicioso y con indudable experiencia política, primero en solitario, como conde de Urgel, y luego de Barcelona, Gerona y Ausona, junto a Miró, al parecer la personalidad dominante. Pero al morir su hermano decidió poner en marcha sus planes y asegurarse un dominio más allá del Llobregat. Para ello quería crear una provincia eclesiástica propia, pidiendo al Papa que liberase a sus obispos de la dependencia del arzobispado de Narbona, pero no lo consiguió.

Las dificultades episcopales no impidieron que Borrell II se entregara a su sueño de poder político. Para ello puso en marcha una doble estrategia: ruptura paulatina con los francos, soliviantando al pueblo de Barcelona contra el Imperio, y paz con el califa de Córdoba, Al Hakem II. Pero en el 976 Al Hakem II murió, y el hombre fuerte en Córdoba, califa en nombre del califa, se llamaba Almanzor. Durante algunos años dejó creer a Borrell II que lo consideraba un aliado, mientras el conde barcelonés iba rompiendo amarres con la corte carolingia. Cuando consideró que la población de Barcelona estaba suficientemente alejada de la obediencia a su rey Lotario, en el 985 lanzó una de sus clásicas ofensivas fulminantes y entró a sangre y fuego en la Marca Hispánica. Borrell II pidió ayuda a su rey legítimo, pero éste dejó que el vanidoso Borrell probara sus propias fuerzas ante un ejército enemigo.

El resultado fue terrible. Almanzor saqueó a conciencia los campos de Barcelona. No hubo piedad para los vencidos. Barrios enteros fueron saqueados, los barceloneses murieron o fueron capturados y enviados a Córdoba como esclavos. Finalmente, la ciudad entera fue entregada a las llamas, ardiendo en su interior todos los documentos y bienes guardados.

Destruida Barcelona, Almanzor procedió a una sistemática devastación de la Marca Hispánica. Borrell II pidió de nuevo ayuda a los francos, pero éstos, sumergidos en los habituales problemas sucesorios, no mostraron especial consideración por un conde desleal.
Borrell II dedicó sus últimos años a lamentar sus desbocadas ambiciones, a recuperar cautivos y a reconstruir lo que pudo, monasterios sobre todo.

Alrededor del año 1010 el Conde Ramón Borrell III saqueó Córdoba, devolviendo la visita de Almanzor a Barcelona en tiempos de Borrell II, y al parecer volvieron con un importante botín.
El hijo de este último, Ramón Berenguer I el Viejo (1035-1076) heredó los condados de Barcelona y Gerona. La prácticamente olvidada Reconquista fue reemprendida por este conde con la eficaz colaboración de los demás condes de la Marca, así como la de los condes de Carcasona, Tolosa, Foix, Narbona y Comenges. Logró ensanchar los dominios hacia el Segre, Ribagorza y campo de Tarragona.

Extracto de: http://elprincipatdecatalunya.blogspot.com.es/2009/10/origen-y-formacion-de-cataluna-1-parte_13.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario